El Barranco Real de Telde, reconocido como corredor paisajístico y debidamente señalizado, continúa exhibiendo un estado de deterioro y abandono en sus senderos y lecho, con vertidos impunes de incívicos y desalmados. La vigilancia es primordial ante los delitos medioambientales que padecemos, ya que se observa tránsito de vehículos por las tardes y entrada a la noche por zonas del barranco.





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