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Texto de María Sánchez.
Aunque es de todos conocido qué es y para que se utiliza el chinchorro, no está de más traerlo hoy a este medio y, sobre todo, hablar de los pescadores que lo utilizan para la faena de la pesca.
No podemos precisar el momento exacto en que se introdujo este arte de pero si nos dice la historia que ha sido usado a lo largo de muchos años sin tenerse una fecha exacta.
Remontándome a mis años de juventud, tengo bien claro en mi memoria ver a los hombres de la mar tirar de esta inmensa red empleando para ello toda la fuerza de la que eran capaces.
En esos momentos se acercaban los domingueros que se encontraban por la zona para arrimar el hombro y las fuerzas con el fin de echarles una mano para sacarla del agua.
También recuerdo, no sin cierto toque de humor, que a la llegada del chinchorro a la arena, el barquero despedía sin mucho miramiento, a las personas que les habían ayudado pues ahora les molestaban temiendo que, o les pidieran o directamente lo cogieran sin pagar, de todo había `pues de todo se carecía
Luego con impaciencia, iban sacando los pescados que se habían enredado para que hombres y mujeres cargaran las cestas o bañaderas y con la mayor premura subir a Telde donde al grito de “pescado fresco” ir recorriendo las calles donde ya les esperaban las mujeres para llevar ese rico manjar a su hogar.
Durante unos años les concedieron permiso para colocar y vender en la hoy llamada, Avenida del Cabildo Insular, al poco tiempo fueron desalojados por la falta de higiene.
De aquellos vendedores recuerdo a: Isabelita y a su hermana, Compa Luna o a Juanillo quien siempre llevaba una pata del pantalón “arremangada” como si estuviera saliendo del agua en ese momento, los hombres usaban unos ganchos que cargaban sobre la espalda, mientras que las mujeres usaban las bañaderas colocadas, con magistral arte en un ruedo de tela, y puestas en la cabeza
Valla para todos mi recuerdo más cariñoso.
María Sánchez.

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