Vivimos tan inmersos en nuestro propio mundo, donde tenemos un techo que nos cobija,
una cama donde descansar, un plato de comida que sacia nuestro apetito, que nos
olvidamos de que existen personas que carecen de todas estas necesidades.
Obviamos que cada día mueren miles de personas en unas guerras entre países que solo
piensan en el egoísmo del poder y el dinero, donde cada día atacan lugares donde hay
niños y personas inocentes, enfermos o heridos por las bombas que sueltan unos dictadores
inhumanos y asesinos.
María Sánchez

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