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| IMAGEN DE REDES SOCIALES |
Un señor entra en el restaurante, pide hablar con el
encargado, dicho cliente tenia pintas raras, el pelo desordenado, la camisa por
fuera y con un bastón que siempre llevaba en la mano derecha, sin dejar de
observar las zapatillas, dicho individuo quiere hacer una invitación para dos
personas, deja a cuenta un dinero y el nombre de la reserva.
Al día siguiente aparece la pareja que fue invitada por el
señor del día anterior, esta pareja se da por conocida y toman asiento, nada
más llegar el camarero para tomar nota de las bebidas, ella pregunta si tiene
langostas, el camarero responde que no, las primeras bebidas fueron dos
cervezas, y para entrante gofio, papas arrugadas y dos raciones de gambas ajillo, vuelven a repetir dos cervezas
más, después de los entrantes, pidieron dos raciones de mejillones al vapor, una vez servidos los
primeros platos pidieron vino blanco del más caro, trascurrido un tiempo
prudencial, el camarero pregunta si desean algo más, y ellos responde con que
quieren una ración de calamares y una
ración y media de pescado fresco, servidos estos platos los clientes les pide
al camarero una ración de langostinos a
la plancha, esta mesa era la comidilla de los camareros, asombrados por el abuso de la invitación, cuando terminaron
con los langostinos pidieron postres y cafés, la cuenta se aproximó a los 150
euros.
NUNCA ABUCES DE UNA INVITACIÓN, PORQUE SERAS LA COMIDILLA DE
LOS CAMAREROS.
Juan Carlos Melián Naranjo
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