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lunes, 7 de mayo de 2018

COSTUMBRES DE MI TIERRA TRADICIONES DEL AYER.




Todo lo que llega nuevo a nuestras vidas va desplazando, inexorablemente, lo que durante años nos acompañó. Así ocurre con todo lo que nos rodea; ropas, comida e, inclusive, nuestra manera de hablar.
Hoy quiero recordar antiguas tradiciones que, unas más y otras menos, han ido quedando en el olvido. Entre ellas y, por tenerla reciente, es el enrame de la cruz. Con cuanto cariño y fe se adornaba aquellas cruces que preparábamos con dos trozos de madera o gajo de algún árbol que teníamos a mano.

Lo más frecuente era ponerle flores de geranio que, en muchas ocasiones teníamos plantados en los patios, siempre tenían el mismo estilo; rojo el centro, porque simbolizaba la sangre, mientras que la orilla de fuera debía ser blanca pues nos recordaba la pureza y grandeza del amor de Dios.
Una vez terminada se colgaba en el frontis de la casa para ser vista por todos los que pasaban por la calle. Esto era el día dos y el día tres se hacia la caminata a la cruz de Jerez entre risas, cantos y alguna caída de la más patosa del grupo.
Otra de nuestras tradiciones era el altar de San Antonio en el mes de junio. Recuerdo perfectamente como mi hermana hacía acopio de las cajas de madera donde se transportaba el tomate. Con ellas iba formando el altar en forma de escalera para, en la parte alta y presidiéndolo todo, colocar al santo.
Este se adornaba con flores y frutas de la temporada tales como; brevas, guindas y damascos que se iban colocando aquí y allá según el gusto del artista en cuestión. Se echaba mano a las hojas de filodrendo que llenaban bastante pasándole previamente un pañito con aceite para verlas relucientes.
También ha pasado a la historia el rezo del rosario en familia o la oración de ánimas, cuando a las nueve de la noche sonaban las campanas.
Prácticamente, nadie va caminando a San Roque el día de su santo. Se unía un grupo de amigas y tiraban barranco arriba hasta llegar a la ermita del santo. Eso hoy está poco menos que prohibido con la aparición de las culebras que han hecho del barranco su hábitat natural.
Otra de las cosas que lo moderno ha relegado totalmente, son las talegas del pan. ¡Cómo recuerdo ir con mi taleguita a la panadería de los Pérez para comprar el pan del día!
Hoy han sido sustituidas por bolsas de papel o plástico.
Es bonito recordar el pasado con cariño, sin pena ni obsesión.
María Sánchez.

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