La imagen que nos llega, vuelve a colocarnos a la cola, vuelve a decirnos que somos unos paletos para todo en Europa
La
imagen que nos llega desde el país que nos gobierna desde la comunidad
europea, Alemania, es que seguimos con la televisión en blanco y negro
Empezamos
una semana donde todo parece que empeora para algunos y que se vuelve
esperanzador para otros. España creía que cualquiera que estuviera
contra las leyes del Estado o el quebranto de la Constitución serían
nuestros enemigos, pero resulta que no es del todo así. El lío que tiene
que ver con los supuestos huidos por no acatar la Constitución en la
Comunidad autónoma catalana, donde un grupo considerable de vecinos han
declarado la independencia, declarando la república catalana por cuenta y
riesgo de ellos, aunque con el costo a cuenta del erario español. Unos
huidos que se han instalado en países europeos, unos más allegados a
España y otros con simples relaciones diplomáticas Sin obligaciones
extraditables ninguna.
La imagen
que nos llega, vuelve a colocarnos a la cola, vuelve a decirnos que
somos unos paletos para todo en Europa. La imagen que nos llega desde el
país que nos gobierna desde la comunidad europea, Alemania, es que
seguimos con la televisión en blanco y negro y desde luego nos dejan de
cara al mundo, con el tema de la estrella del farfullero independentista
mayor del reino, con el culo al aire. No voy yo a defenderme como el
patriota mas patriota del mundo, nooo, ahí no me van a encontrar, pero
si me siento confuso y con ganas de decirles a los alemanes, que España,
con amigos como ellos no necesitamos pelearnos con Donald Trump. El
crecimiento en Europa no será del todo el presumible, el que pueda hacer
de España un país de progreso y de avance, más bien de todo lo
contrario o similar a una tal Grecia. Es triste ver como no se da pie
con bola con buscar el orden judicial y político en una Comunidad
autónoma, donde todo se tergiversa para salvaguardar unos intereses muy
particulares, que todos ya conocen, y que con todos estos embrollos
siguen de rositas, nos referimos a los de la familia Pujol y los
amiguetes del Sr. Mas y mientras, el pueblo no independentista pagando
las consecuencias con la connivencia de nuestros aliados y modernos
países europeos. No es que busquemos que Alemania o la mismísima Europa
se nos entregue sin discusión alguna, pero tampoco es plan de que
nuestros políticos sigan dejándonos como el país retrasado en todo, en
lo político y en lo judicial, estamos quedando como bobilines en estos
dos poderes.
España ha
propiciado en el poder judicial, que la intoxicación haya sido tanta,
que seamos muchos los que dudamos, que se pueda limpiar del todo, aún
separándolos, dejando la justicia a su libre albedrío sin que la
política pueda rosarla con ningún tentáculo malicioso y viciado. Como
era poco el esperpento que montó el independentista de pacotilla,
Puigdemont, huyendo y convirtiendo la causa en un espectáculo tipo
Mortadelo –Filemón, nuestro Cuerpo de Inteligencia, mientras estudia
como darle caza a los independentista, tienen que dar cuenta al Gobierno
de Bélgica, porqué el CNI ha utilizado aparatos escondidos en vehículos
para conocer los movimientos del susodicho por Europa. España da la
impresión de estar en las manos de unos acomplejados gobernantes que
temen ser echados fuera del gobierno si se imponen y dicen que somos lo
suficientemente adultos para cometer errores e intentar avanzar con
nuestro sistema democrático, pero claro, es tanta la loza de la
corrupción de los partidos políticos que nos gobiernan y nos han
gobernado que casi, casi, tienen la voz de España quemada y además
ninguneada.
Los
españoles tenemos una gran oportunidad en las próximas elecciones,
podemos ir ya practicando, e ir directamente en busca de aquel partido
político que sea garantista de no usar la corrupción, de aquel partido
político que apueste por una revisión, sin miedos, de la Constitución.
Hay mucho por hacer y no debemos regalarles más elecciones a los mismos,
partamos que los que puedan venir, no nos van a comer, ni robarnos lo
que no tenemos, y a lo mejor conseguimos limpiar nuestra imagen no con
apariencias y palabreríos populares, si no con hechos y realidades que
hagan que cada autonomía contribuya a una España unida, grande o pequeña
me da igual, pero si con identidad propia, sin falsas apariencias que
nos cambia con el tiempo el grupo político de turno, no pretendo un país
de partidos políticos perfectos ni del todo patrióticos, pero sí que
presumamos de nuestros verdaderos valores, los auténticos, y sobre todo
de algo de decencia política, la gran ausente o perdida, ¡ah!, y no los
valores de Sálvame o los de Supervivientes. fuente: http://www.canariasopina.com.es/articulo/24344
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