Un equipo internacional de astrónomos ha observado la
estrella convencional más lejana que se haya observado nunca. El astro
está tan lejos de la Tierra que hace volar por los aires los conceptos
de tiempo y espacio que manejamos a diario los terrícolas.
El nuevo destello de luz captado por el Hubble ha
resultado ser el de una estrella más distante cuyo brillo se ha
multiplicado más de 2.000 veces y que no podría haber sido descubierta
sin este fenómeno astronómico, conocido como lente gravitacional.
La luz original de esa estrella se emitió hace 4.400
millones de años, cuando el universo tenía un tercio de su edad actual.
Desde entonces, su luz ha viajado por el universo durante 9.000 millones
de años hasta ser captada por el telescopio hace dos primaveras.
“La estrella más lejana descubierta hasta ahora está a 55
millones de años luz, mientras que la nueva estrella está 260 veces más
lejos”, explica José María Diego, investigador del Instituto de Física
de Cantabria y coautor de un estudio publicado hoy en Nature Astronomy
sobre el nuevo astro, bautizado como Icarus. Los astrónomos estiman que
se trataba de una estrella gigante muy luminosa y de color azul cuya
temperatura en superficie era de unos 11.000 grados, el doble que el
Sol.
Para llegar a Icarus en la actualidad habría que viajar a
la velocidad de la luz durante 14.400 millones de años —más que la edad
total del universo—debido a que su expansión se sigue acelerando desde
su origen, explica Licia Verde, cosmóloga de la Universidad de
Barcelona. "En el universo la distancia depende de cómo la definas y
cuándo la midas. Una opción es hacerlo a día de hoy, con la edad actual
del universo, con lo que obtendríamos un tiempo de vuelo a Icarus de
14.400 millones de años a la velocidad de la luz, y otro es hacerlo
cuando se emitió la luz captada por Hubble, unos 4.400 millones
de años después del Big Bang, en cuyo caso el tiempo de vuelo es de
unos 9.000 millones de años a la misma velocidad", explica. Para cuando
una nave espacial imaginaria llegase a Icarus, el astro ya no estaría
allí. “Esta estrella explotó ya hace muchos millones de años, así que ya
no existe en realidad. Lo más probable es que en su lugar haya un
agujero negro”, resalta Diego.
El equipo también ha aprovechado la lente gravitacional
para estudiar la presencia de materia oscura a grandes distancias. Este
componente del universo conforma más del 85% de toda la materia que hay
en el cosmos, pero por ahora se ignora de qué está hecha. Una teoría
señala que la materia oscura estaría concentrada en agujeros negros
primordiales que se formaron instantes después del Big Bang. Estos
cuerpos tendrían una masa unas 30 veces mayor que el Sol, similar a la
de los agujeros negros descubiertos gracias a las ondas gravitacionales,
cuya existencia también predijo Einstein. El equipo de Diego ha
estimado la cantidad de estos cuerpos que ejercen su fuerza de gravedad
sobre la luz de Icarus. “Nuestras conclusiones indican que estos
agujeros negros no bastan para explicar más que una mínima parte de toda
la materia oscura existente”, resalta.
fuente: http://esmateria.com/
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