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martes, 2 de enero de 2018

ADIOS DOS MIL DIECISIETE.



Tal vez cuando usted este leyendo este artículo ya hemos despedido al año viejo para, entre algarabías, risas y canciones, recibir al nuevo año. Al alzar nuestras copas todos pedimos lo mismo ¡Salud! O como también se suele decir, “que sea como el que ha pasado”
Lógicamente no para todos estos 365 días habrán sido de vino y rosas, el que más con el que menos, ha tenido fechas donde la alegría se borró de su rostro y otros de inmensa felicidad. Desde que el mundo comenzó a andar esto es lo que ocurre con cada cambio de almanaque donde todos extrañamos a aquellos seres que partieron, llegando algunas personas, a odiar los días de la Navidad.
Para nadie es agradable perder un ser querido, pero, debemos ser coherentes con la realidad y pensar que antes que nosotros, los que nos precedieron también perdieron un miembro de su familia y la vida continúo.
Personalmente prefiero recordar los momentos buenos, los amigos que he conocido, las risas compartidas y el pensamiento de que este nuevo año será mejor que el anterior.
Sin embargo, esto no me impide pedirle al nuevo año que no tengamos que lamentar más muertes de mujeres a manos de sus parejas, que haya menos niños siendo objeto de sucios deseos por parte de adultos, menos hombres muriendo por guerras sin sentido o sufriendo falsas denuncias de sus ex parejas.
Deseo que en este nuevo año no veamos desfilar por los juzgados a tantos políticos corruptos, empresarios enriqueciéndose con el sudor de los trabajadores, que no veamos a nuestros campos siendo pasto de las llamas por culpa de unos descerebrados.
Pido al nuevo año que los hombres nos concienciemos del daño que hacemos a nuestro planeta y pensemos que es el futuro de los que vienen detrás en un tiempo no muy lejano.
Desear que nos amemos más, que no pongamos zancadillas a los que desean superarse en el ámbito que sea y que aquellos que suben no lo hagan pisando a los que están abajo.
Que haya menos niños sufriendo enfermedades incurables, que nuestro dinero se emplee para ayudar a la ciencia en sus investigaciones sin que tengan que abandonarse por falta de dinero.
Comprendo que todos estos deseos puedan parecer más una utopía que una realidad, pero, la positividad nos puede llevar a cosas positivas.
Por supuesto no me olvido de pedir que a todos los lectores el próximo año les venga lleno de cosas tan maravillosas que crean que están soñando.

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