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jueves, 2 de marzo de 2017

Ana Belén Montes en las calles de Canarias

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Apenas había logrado espantar la miseria terca que acompaña tantas veces a quienes luchan por algo que va más allá de sus propias vidas.
Su país, aunque enfrentado a otros peligros, era libre del yugo español y podía haberse conformado, pero no lo hizo.
Supo entender lo que representaba Cuba entonces, y también que él podía inclinar la balanza a favor de su causa; así que no se permitió el lujo de dudar.
Máximo pagó con la cárcel su decisión de ser cubano, al tiempo que dominicano, y ni eso diezmó su determinación. Dio lo mejor de sí mismo, diseñó movimientos militares imposibles de presagiar ni de rebatir por los españoles, se sobrepuso a la muerte de sus más estrechos compañeros de armas y continuó, hasta el final, asumiendo todas las responsabilidades y anteponiendo siempre el máximo respeto: “Extranjero como soy, no he venido a servir a este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado mercenario; y, por eso, desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó libre al cubano, volví la espada a la vaina (...) Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, dondequiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo."
Máximo Gómez, dominicano, es hoy Cuba tanto como lo son MartíMaceo Mariana Grajales. (1)
Pablo
Él tampoco empezó su vida en Cuba, pero se mimetizó con su historia de rebeldía defendiendo los derechos de la clase obrera, exigiendo la libertad de Julio, condenando el asesinato de Antonio, luchando contra la dictadura en la isla y contra el fascismo muy lejos de ella. (2)
Su concepto de ser humano es probable que lo aprendiera recorriendo las calles cercanas a la fragua donde el Héroe Nacional estuvo preso por Cuba con solo 16 años... ¿cómo iba a traicionar su ejemplo?
Pablo tomó el testigo y fue a España “porque allá está mi lugar ahora (...), donde palpitan las angustias del mundo entero de los oprimidos (...) Voy simplemente a aprender para lo nuestro algún día. Porque mis ojos se han hecho para ver las cosas extraordinarias. Y, mi maquinita, para contarlas. Y eso es todo”.
Desde España, escribió; pero en España habló de política y empuñó un fusil porque asumió que el fascismo era el enemigo de todas y todos los trabajadores, fueran de donde fueran.
Herido de muerte, en el frente de Madrid, Pablo usó su último aliento para enterrar la documentación que lo identificaba como cubano, porque ese era su deber, y lo cumplió.
Pablo de la Torriente Brau, nacido puertorriqueño, también es hoy Cuba tanto como Mella,  Guiteras o su amigo Rubén Martínez Villena. (3)
Ana 
En una base militar estadounidense de Alemania, el último día de febrero de 1957, que no fue bisiesto. Son la fecha y el lugar de su nacimiento, pero su ascendencia es del Caribe, como Máximo; de Puerto Rico, como Pablo.
Ana pertenece a una familia conservadora, con un padre médico del ejército de EEUU y dos hermanos agentes del FBI. Nada hacía pensar que ella cambiara el rumbo y decidiera defender a la misma Cuba revolucionaria a la que su gobierno atacaba con todos los medios a su alcance.
Apenas había cumplido 4 años cuando ocurrió la invasión de Girón, 5 cuando se decretó el bloqueo económico contra la isla y un poco más de 10 cuando la CIA ordenó asesinar al Che en Bolivia. Ana tenía 19 años cuando terroristas pagados en Miami hicieron explotar el avión de Barbados y 24 cuando nuevamente la CIA introdujo el Dengue Hemorrágico en territorio cubano. (4)
Ninguno de esos crímenes debió pasarle por encima de la ropa y, al igual que Máximo y Pablo, adoptó a Cuba como esa patria por la que había que arriesgarlo todo. 
Ana Belén es la funcionaria estadounidense de más alto grado que ha sido acusada de espionaje en la historia de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés). Trabajó 17 años protegiendo al pueblo cubano, lleva 16 en la cárcel y consta en su historial que, entre las palabras cifradas más repetidas que, como analista del Pentágono, enviaba al Gobierno de Cuba, figuraba esta: “Peligro”.
En el alegato del juicio al que la sometieron, afirmó: “(...) La política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente inamistosa. Me consideré moralmente obligada de ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella nuestros valores y nuestro sistema político... Nosotros (los gobiernos de EEUU) nunca hemos respetado el derecho de Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y justicia. Yo no entiendo cómo nosotros continuamos tratando de dictarle a Cuba cómo debe seleccionar sus líderes, quiénes no deben ser sus dirigentes y qué leyes son las más adecuadas para dicha nación. ¿Por qué no los dejamos decidir la forma en que desean conducir sus asuntos internos, como Estados Unidos ha estado haciendo durante más de dos siglos? Yo espero que Estados Unidos desarrolle una política que reconozca que Cuba, como cualquier otra nación, quiere ser tratada con dignidad y no con desprecio”. (3)
Pese a no padecer ninguna enfermedad de ese tipo, Ana está presa en una cárcel psiquiátrica de máxima seguridad. Solo dos personas de su familia pueden visitarla, pero ella prefiere que no lo hagan por lo humillante que resulta el acceso al recinto donde cumple condena. Nadie puede escribirle cartas. Así desde 2001 y así hasta 2023.
De nuevo, “toda la gloria del mundo”, o simplemente una vida heroica, caben “en un grano de maíz”.
Muchas organizaciones de solidaridad en el mundo exigen su libertad porque es de justicia, como lo es también exigir la de otros presos políticos de los pueblos como Andrés Bódalo (España), Gdeim Izik (presos saharauis en cárceles del ocupante marroquí), Ahmad Saadat (preso palestino en manos de Israel), Mumia Abu Jamal y Leonard Peltier (presos políticos en EEUU) o Abdullah Ocalan (preso kurdo en Turquía).
ANA BELÉN MONTES, parida en una base militar yanqui, pero boricua de origen y concienciaes hoy Cuba tanto comoMáximo Gómez o Pablo de la Torriente Brau, tanto como Los Cinco. Ella es Cuba tanto como el Che o Fidel.
Ana hizo lo que Gómez o Pablo hicieron antes, defender y luchar por un país donde no habían nacido pero que amaban como al suyo propio. En palabras del cronista Brau: “...y eso es todo”.

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