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domingo, 26 de octubre de 2014

LA CARA Y LA CRUZ DE LAS PROSPECCIONES.









María Sánchez 





El propósito, por parte de Repsol, de efectuar prospecciones en las islas Canarias, más concretamente en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, ha traído no pocas opiniones, dimes y diretes amen de el pleito entre partidos, cada uno con sus razonamientos.
No podemos obviar que sin el petróleo tendríamos que renunciar a muchas cosas de las que hoy disfrutamos: Electricidad, automóviles y un larguísimo etcétera difícil de enumerar.

Sabemos que las prospecciones acarrean un peligro para nuestras playas, sin embargo, no debemos olvidar que cada día cruzan nuestros mares enormes buques petroleros, que nos han dejado su huella en forma de piche por varias zonas costeras de nuestras islas, tal y como ocurrió en el mes de Julio, afectando a la playa de Arinaga.

Lo que nos preocupa de las prospecciones, no es sólo el riesgo que se corre con un posible accidente, tenemos que tener en cuenta el daño que se hará a la flora y fauna de nuestros mares, mares de los que viven multitud de personas que salen cada día a faenar para traer el sustento a su familia. Esto, por lo que escuchamos, no preocupa a nuestros políticos, por el contrario, se han puesto una venda en los ojos y no quieren optar por otras alternativas.

Si canarias tiene sol de verano a invierno, si tenemos zonas donde el viento es de rachas considerables, es para preguntarse ¿Cuál es la razón por la que no se aprovecha lo que tenemos y que puede se una alternativa más limpia y económica?
Países como; Italia, Estados Unidos, Corea del Sur  Japón e inclusive España no sólo hacen uso de las placas solares, sino que aumentan su producción continuamente.

Ya sean las placas solares o la energía eólica son alternativas a tener en cuenta, antes de arriesgarse a dañar nuestras costas. Por mucho que nos quieran vender que el posible daño es muy remoto, o que nos quieran engatusar con el “cuento” de que los canarios tendremos trabajo, no se lo creen ni los mismos políticos que hoy se han empeñado en sacar el oro negro de nuestras aguas.
Hoy les dejo un poema, que escribí hace algún tiempo, y que habla de lo que era y lo que son hoy, nuestras islas.


        SIETE ROSAS

 Siete rosas son mis islas, siete que en un mismo mar se mecen
Durante años, fueron orgullo del canario y envidia del forastero.

Pero, como mercancía de saldo sus tierras fueron vendiendo.
Donde los plátanos y el tomate crecían, el cemento instaló su reino

Desaparecieron los invernaderos y en su lugar emergieron hoteles, restaurantes y rascacielos

Y aquellos rudos labriegos se tornaron camareros, vestidos como pingüinos hablando idiomas ajenos.

Han despojado a mis islas de todo lo que era nuestro. Los mares son de Marruecos, las tierras de los extranjeros y, por si todo esto fuera poco, quieren   sacar de ellas el oro negro.

Nos engañan diciendo que será para bien nuestro, que traerá dinero y trabajo para el hombre isleño

Más todos sabemos que se exportará de fuera a los inteligentes ingenieros, y los canarios estarán, como siempre, para limpiar el suelo.

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