Por favor…
¡permítanme otro!
Y es que si callo, reviento: que cada día se suicida
en esta bendita tierra -maldecida por sus políticos-, un pobre o desgraciado
hombre; pero, nadie te lo cuentan, ni te lo dicen (la prensa la tienen comprada
los políticos), no sea que se copien y los imiten. Entiendo, que callarlo, es
hacerse cómplice, y al menos, me libero de eso. Y es que si ayer les puse un
par de ejemplos, hoy solo uno, para no cansarles, y me vuelvo al trabajo que
tengo entre manos: “Los tres siglos de la
otra Historia de Telde”, que va y me entra por Internet, por correo
electrónico, la información que envía el cabildo del Gran Tabaibal,
exactamente
desde agricultura-ganadería-pesca-patrimonio y aguas (aguas que se recogen de
los pinares, y que son tantas que
rebosan las presas y corren por los Barrancos de enero a diciembre a cauces
llenos), que la llamada extensión (que contrariamente aunque se llama
extensión, limita y reduce todo lo agrario o del campo -que es lo mismo-), y
dice que: si usted, para matar el hambre y no suicidarse, piensa en explotar
(¡no a bombas, sino con leche su casa!), poniendo algunos animalitos (¡de
Dios!), tiene que registrar
esa operación o decisión, y a tal fin te recuerdan, que debes, que
tienes, que hacer, o realizar -dicho más finamente- la declaración cada
año, de forma obligatoria, del censo o número de brutos (bruto: animal en latín
y castellano antiguo) que tengas: gallinas, conejos, cochinos, ovejas, vacas,
cabras (estas pobres últimas son las que según el cabildo se comen los cedros,
y las sabinas, y los pinos, razón por las que hay que encerrarlas y no dejarlas
comer hierba, sino piensos [siendo la verdad que, si una cabra mordisqueara una
rama de los citados, moriría en el acto reventada, y es que explota -como dicen
ellos-, cosa que jamás ha sucedido, y ello por el veneno de dichos árboles]),
pues hay que tenerlas en corrales, cuando no matarlas si son guaniles o andan
sueltas por los riscos, que son sus lugares preferidos y al sol, y que la cosa
esa (censarlas), tienes que
hacerlo -¡y pobre de ti, como te descubran sin haberlo hecho!-, y que para
ello, tienes que pasar por el
registro general de explotadores (y eso es verdad: explotan al que cogen con un
cabresto arrastrando a algo con cuernos), ganaderos del Tabaibal (antes
Canarias), pero te lo dan en abreviatura: ¡vaya
usted al REGA! He dicho rega, y no a regar, ni al riego…, y tienes
hasta el día último de febrero para ultimar el listado y número de animales,
para ellos saber cuántos cuernos tienes,
o censo, o cabezas posees. Pues, según me cuenta un amigo, que me
felicita por lo de ayer, y le cuento lo de hoy: “¡eso es amedrentar a la gente, meterles miedo, pa que nadie ponga ni
tenga animales, huyendo de las multas, y sin saber a donde ir, al no poder
comer de la agricultura, ni de la ganadería, y en paro forzoso, tendrán que ir
a Cáritas, o suicidarse, y eso por culpa de ellos, que no permiten tocar la
tierra, ni tener un animal que les de leche, pues lo tienen todo controlado”,
y es que la cosa viene de europa y pasa por la nación, y llega a esta arruinada
isla, donde no se puede tener una
cabra sin registrar, ni plantar un saco papas, a no ser que tengas un
contable que te lleve el listado claro de todas las operaciones -trazabilidad,
lo llaman ellos-. ¿No se va a matar cada día uno, aunque no te los cuenten?
Confróntese Canarias-semanal.org:
CANARIAS: SANGRÍA DE
SUICIDIOS POR CAUSA DE LA CRISIS
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TRES MILLONES DE NIÑOS EN
RIESGO DE POBREZA O EXCLUSIÓN SOCIAL
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Salimos por casi los mismos días del año al año, es
decir 365 suicidios al año, y no por salud, afectos y cuernos, sino por los
otros cuernos, el de las cabras (y otro tanto digamos de las ovejas);
¡muchísimos menos que los muertos por accidentes en las carreteras, gripes, de
género, etc., u otros, que nos los
cuentan todos los días hasta marearnos, callando a los otros que son
muchísimos, pero muchísimos más!
¡Viva la prensa libre que tenemos!
El Padre Báez.
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