A buena hora y con sol, vienen ahora con la vuelta
al campo, a la agricultura, y ello, cuando uno viene diciendo eso mismo desde
hace más de 30 años, y justo cuando ellos, los del gobierno y cabildo y más el
cabildo que el gobierno ha ido acabando y casi terminando con el último resto
que quedaba todavía con la jose (hoz) y la azada. Y esta repentina e inesperada
noticia de que están buscando –no sé si debajo de las piedras- a 10.000 que
quieran regresar a la tierra, a los que se les ofrecen muchos, muchísimos
cursos antes de que puedan hacer un surco o segar un puño de hierba, para
ninguna cabra, que solo comen piensos, millo y pasto de fuera, que la cosa
viene ante el descenso turístico, porque la paupérrima europa, con su PAC, ya
no nos manda turistas, y cuando el turismo fue considerado sector primario, se
han dado cuenta –ya tarde- que el sector primero y primario, es el campo, pero
aquí hay gatos encerrados.
Y es que es sabido que el cabildo vive a costa de
los campesinos a los que de forma taxativa, constante y fijo no dejan de
multar, carentes ya de posibles y previsibles multados al abandonar casi en el
99,99 % de los excampesinos el campo, el cabildo se queda sin ingresos,
necesita vuelvan nuevos agricultores y ganaderos sobre los que caer como las cigarras,
para desgraciarlos a base de multas con las que poder pagar a ese enorme y
gigantesco ejército de parásitos cabildicios que vive de moverse y de no hacer
nada sino pasear acechando a quien sancionar, prohibir y multar, y otros solo
gastando combustible en un ir y venir sin rumbo, y sin motivo, en coches con
sus rayas de colores propios, que la cosa pinta de hambre para ellos al no
tener a quien multar y por eso llaman -al fin- a la vuelta al campo, pero antes
tienen que aprender a hacer jabón para combatir las plagas, aprender a podar
palmeras –porque la isla está llena de palmeras datileras, y por si alguien se
desvía a la jardinería y no a las papas y al trigo, tienen que aprender los
futuros agricultores y hacer un curso de plantas ornamentales (entiéndase:
claveles, rosales y geranios), ya después de unos setenta cursos más sobre cómo
podar, injertar, planificar, plantar, segar, etc., etc., podrán volver al
campo. Y a esta altura de mi comentario a la realidad (ante el descenso del
turismo, quieren suplir la generación de dinero y trabajo regresando al campo),
que la cosa es algo más que imposible, es algo inimaginable y absurdo, porque
mientras no desaparezca el miedo ambiente, el seprona y el cabildo, no hay
posibilidad alguna de volver al campo, porque si plantas papas, te multan como
sucedió en el Bejete por
la
Pasadilla de Ingenio a Cazadores, y si vas a coger las papas,
te multan porque para ello tienes que segar la hierba que acompaña a las ramas
de las papas, como sucedió en
La
Gavia, según me ha contado un hermano sacerdote, y si siegas
comida para una cabra en donde antes se plantaba coles y lechugas, y ahora
crece hierba -¡un yerbazal- el seprona te multa, como sucedió entre Arenales y
Las Vegas de Valsequillo, es decir, cuando los cercados están llenos de
tabaibas, de retamas y de escobones, como alguien al volver al campo, toque
algo de lo protegido –y he puesto tres ejemplos, pero hay más, mucho más- si
tocas algo de eso, te buscas la ruina, la misma que ha llevado en menos de un
mes a tres que se han suicidado en Guayadeque en este último mes, o como aquel
que se ahogó por 300.000 euros, por abrir un sendero hasta donde pretendía
plantar un saquito de papas, y además seis meses de cárcel, pero que la suma va
ya por 360.000 por hacer un chupenco, y así suma y sigue por un volado detrás
de una casa, para un pisco de sombra, 80.000 euros, y así suma y sigue, pero
hasta no parar, y con éstas está llamando el cabildo que se regrese a la
tierra, sin darse cuenta que los cercados están muchos caídos, rotos, y que
antes hay que volver a levantar paredes, y para ello, hay que sacar planos,
hacer proyectos, firmarlos un arquitecto, revisado por un ingeniero, el visto
bueno de un aparejador, luego el constructor, pagar tasas al ajunta, proyectos,
planos, más papeles, gobierno, cabildo, ajunta otra vez, esperar al permiso, y
todo ello (para levantar una piedra), hay que esperar del orden de tres a cinco
años, y gastarse un pastón inimaginable. Pues que soñando con multas a poner el
cabildo llama a 10.000 nuevos campesinos, Ni 10.001, ni 9,999, sino 10.000
justo, ni uno más y ni uno menos, son los que necesitan para tener ellos a
costa del campo, una economía de fiestas y a cuerpo de rey, para pasear y
multar, a costa de los nuevos campesinos, necesitan solo 10.000. Y para ir
terminando, un servidor quiere saber quién será el primero y único que tome en
serio esta propuesta y conteste, porque me parece que van a volver al campo
0,000.000 (seis ceros) %. Es decir nadie o
naide, como diría algún
anciano todavía o
antuavía. Que no, que llega tarde el cabildo, que
quiere recomponer lo que ha destrozado, y con multas de por medio, la propuesta
de volver al campo, cuando nos traen el pasto y la hierba verde de todo el
mundo para las menos cabras y ovejas que nos quedan, ¿a qué viene este
rebrote de romanticismo y nostalgia bucólica de la lechera y campesino? Además,
mientras sigamos de navidad dos meses, cuatro meses de carnaval, un mes de
semana santa profana, semanas de puentes, de celebración de muchos días, días
de todo, que si del padre, que si de la madre, de los novios o parejas, de la
paz, y no me acuerdo de qué más, pero de mucho, muchos, celebraciones de fin de
año en agosto, de Navidad en abril, de semana del pino, más días de todo, y con
vacaciones de fiestas, de mucha y todas las romerías, romerías sin santos
también, todos los fines de semanas de botellones, de borracheras, de droga
todos los días, de tabaco, de sexo fácil y temprano, de indiferencia religiosa
y de odio a
la Iglesia
–sembrado por ellos, y cultivado por los medios de comunicación social-, de
todo ese voluntariado ¿va a venir al campo un solo futuro agricultor? No, no
hay ya vuelta al campo. Antes, tienen que desaparecer del campo el cabildo, y
retirar al seprona, y al miedo ambiente, con estos tres juntos va a ser más que
imposible que nadie plante ni una col, ni un millo, y total para qué, ¿no viene
el millo de argentina y el trigo de Rusia? Se van los turistas, y nos quedamos
sin campo y sin ellos. Es el regalo del cabildo, es la consecución de su único
éxito, acabar con la agricultura y ganadería. No, no se puede devolver la vida
a un muerto, y este muerto está ya muy corrompido, putrefacto, maloliente, no,
no es posible ya volver al campo, ni 10.000, ni 1, ni ninguno.
El Padre Báez.
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