AUTORA MARÍA SÁNCHEZ
Cuando se habla de drogadicción vienen a nuestra memoria aquella de las cuales todos procuramos alejarnos y, lógicamente nos proponemos con uñas y dientes, que nuestros jóvenes no caigan en sus garras.
Sus nombres, que se repiten a diario por todos los medios de comunicación, son sobradamente conocidos: Cocaína, Anfetamina, Marihuana etc, etc.
Sobre la Marihuana debo hacer un inciso ya que, según se ha descubierto, está siendo usada por enfermos de cáncer que reciben quimio- terapia pues se ha demostrado que ayuda a disminuir las nausea y vómitos propios del tratamiento. Si bien es cierto que no este bien visto por muchos oncólogos el uso de la planta.
A éstas se les tiene verdadero pavor dado el daño que causa, no sólo para quienes las consumen, sino para todos los que de forma colateral se ven afectados por ellas.
Sin embargo estamos rodeados de otro tipo de drogas, llamadas legales y que por tal motivo, campean a sus anchas por todo el mundo. Entre ellas tenemos; café, cola, tabaco, alcohol o psicofármacos que pueden ser vendidas y adquiridas sin temor a ser castigados por la justicia o tildados de drogadictos.
Nos cruzamos constantemente con personas que consumen este tipo de drogas ya que hacen uso de ellas cara al público sin que casi nos llame la atención. Por el contrario, desconocemos a los miles de drogo-dependientes de diferentes tipos de fármacos; estimulantes, analgésicos y antidepresivos que pululan a nuestro alrededor, por ser ésta una droga considerada “paliativa y/o curativa” pero, a la que cada día se encadenan más y más, llegando a ser imprescindibles en sus vidas.
Todo ello unido a un futuro incierto de los jóvenes y los no tan jóvenes que ven como, por mucho que nos digan los políticos, no se ven brotes verdes por ningún sitio sino un gran desierto lleno de desesperanza.
Pero, siendo más objetivos, debemos mirar hacia otro tipo de consumidores que, ni de lejos, sufrieron los problemas económicos que cito anteriormente. En ellos se haría realidad aquello de “nada me conforma o el dinero no lo es todo” Sus vidas estaban repletas de; comodidades, lujo, bienestar y todo lo que, con el vil metal, se pueda conseguir. La lista de estos personajes fallecidos resulta demasiado larga pero, aún se recuerda a; Whitney Houston, Marilyn Monroe, Elvis Presley o Michael Jackson entre otros.
Vivian en un mundo lleno de objetos materiales pero vacío de amores verdaderos, valores humanos y amigos de verdad. Esta carencia la llenaban con lo que tenían más cercano y fácil de conseguir: drogas, alcohol y barbitúricos de los que abusaban sin medida ni control.
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