Como buena aficionada a la lectura que soy, acudí a visitar la feria del libro, pase entre los diferentes stand en los que distintas librerías exponían sus libros con diferentes temas; desde la novela hasta la ciencia ficción pasando por cuentos infantiles.
Noté que la afluencia de público era más bien escasa tirando a poca. Me interesé por la venta preguntando a dos libreras de confianza si estaban satisfechas con las ventas, ambas me miraron con una carita de pena y decepción que me lo dijeron todo.
Continúe hablando y las dos coincidían en lo mismo al decir que ni siquiera los niños se sentían atraídos por los cuentos y, si alguno de ellos lo hacía, su mamá le recordaba que en la table podía leerlo.
Como digo al principio, son las tables, móviles o el libro digital los que están tomando la delantera al papel, a la letra impresa y a ese olor característico y, hasta agradable, de la tinta.
En mi modesta opinión creo que de esa poca costumbre de leer, surge la de no escribir ni siquiera para decir que algo nos gusta cuando navegamos por las redes.
Si algo nos agrada o no nos gusta, lo solucionamos con un clic para, con cualquier emoticono, expresar lo que pensamos.
El resultado de todo esto es que cada vez leemos poco y escribimos menos.
María Sánchez
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