Por Luis Seco de Lucena
Artículo de opinión
Cada año, la conmemoración del Día de las Fuerzas Armadas nos brinda una oportunidad única: detenernos a reconocer, con gratitud y humanidad, la entrega silenciosa de quienes protegen a España en cada rincón del país y más allá de nuestras fronteras.
No podemos conmemorar esta fecha sin detenernos, aunque sea un instante, en el recuerdo emocionado de todos aquellos que dieron su vida sirviendo a España. Desde los campos de batalla hasta las misiones humanitarias, pasando por operaciones de paz y catástrofes naturales, cada uno de ellos forma parte indeleble de nuestra historia. Sus nombres no siempre están en los libros, pero sí en la memoria de sus compañeros y en el corazón de una nación agradecida. Honrarlos es también un deber, y mantener vivo su legado, un compromiso común.