Ciertamente el olor a libro es un olor especial.
Un libro nuevo huele a tinta, a productos utilizados en el encolado y a los productos químicos utilizados para el blanqueado del papel, su brillo y su rugosidad. Y todo ello conforma un olor característico.
Pero el olor realmente interesante y evocador para los bibliófilos es el de libro viejo.
Conforme pasa el tiempo, los productos químicos y la tinta se van secando y el olor a libro nuevo desaparece para ser progresivamente sustituido por el olor a libro viejo. Un olor generado por la degradación de la celulosa y la lignina del papel, un olor difícil de describir.
La oxidación de la lignina -además de ser la responsable de amarillear el papel- hace que se descomponga en ácidos que contribuyen a romper la celulosa. Esta descomposición, llamada hidrólisis ácida, produce un gran número de compuestos orgánicos volátiles que contribuyen a conformar el olor.
Entre estos compuestos se pueden citar el tolueno y el etilbenceno, que tienen un olor dulce, la vanilina, que tiene un olor a vainilla, el benzaldehído y el furfural que huelen a almendra y el 2–etilhexanol, con un olor que recuerda al de las flores.
Además, el entorno en el que se almacena el libro a lo largo del tiempo determina las sustancias que pueden impregnar el papel y las guardas.
Esos olores del papel degradado y oscurecido, unidos a los liberados por productos usados en la encuadernación y a los pertenecientes al entorno, conforman el particular olor a libro viejo.
fuente: http://www.sabercurioso.es/2020/07/01/el-olor-a-libro-viejo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario