Por JUAN ANDRÉZ PÉREZ RODRÍGUEZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Si se realiza una análisis desprejuiciado de la presentación triunfalista que los grandes medios occidentales, especialistas en el uso emocional de la comunicación, dedicaron a la celebración de “La hora del Planeta” en todo el mundo, surge necesariamente una pregunta. ¿Cómo entender que estos medios comerciales, extensión ideológica de las industrias y encargados de conformar y consolidar la mentalidad consumista del comprador compulsivo, se interesen, repentinamente, por la creación de una conciencia de "consumidor responsable"?
En primer lugar, con esta campaña los mass media intentan revertir laimagen que los reconoce ajenos a “cualquier cobertura significativa sobre el cambio climático”, dado que la preocupación pública acerca de este grave problema continúa en aumento. Por otra parte,la propia iniciativa de La Hora del Planeta les brinda la oportunidad de hacerlo sin que ellos les impide seguir desempeñando su papel dentro del engranaje consumista que mueve las economías occidentales.
La divulgación de la "acción ambientalista" puede ser asumida, a partir del sesgo con que se ha enfocado la campaña de sensibilización, pues en ella la responsabilidad queda disuelta en el deber individual del "consumo consciente", mientras que el capitalismo, principal causante del ecocidio global, y las empresas que los encarnan, no se mencionan.
La acción principal de este proyecto, que pretende supuestamente que los “ciudadanos se conciencien de la necesidad de reducir el consumo energéticoy luchar contra el cambio climático”, consiste en que edificios representativos de todo el mundo apaguen sus luces una vez al año.
De manera que monumentos emblemáticos de Asia, el Pacífico y Europacortaron sus servicios de electricidad el pasado sábado durante una hora. A partir de las 20:30, horas locales de los 178 países unidos a la iniciativa delFondo Mundial para la Naturaleza (WWF), grandes edificios y rascacielos apagaron sus luces.
De la Ópera de Sídney en Australia, a los rascacielos de Malasia, Singapur y China. De la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo o la Catedral de Notre Dameen Francia; a la Puerta de Brandemburgo, la Casa de Gobierno de Hannover o las catedrales de Colonia y de Múnich.
En España, edificios tan conocidos como la Alhambra, la Catedral de Palma de Mallorca, la Basílica de San Isidoro de León, la Sagrada Familia de Barcelona o el Palacio Real de Madrid se sumaron a la acción.
El enfoque del que parte la iniciativa de la Fundación WWF se centra únicamente en el impacto del consumo, sin considerar todo lo que le precede en la elaboración de la mercancía. Queda invisibilizado, de esta forma, el impacto medioambiental que provocan la extracción de materias primas para producir dichas mercancías, se desprecia la huella ecológica que implica laproducción, la distribución y la conservación de los productos, mientras llega el “sacrosanto” momento del consumo.
Por eso los medios promocionaron el simbólico gesto de no consumir corriente eléctrica durante una hora. Porque ello no comprometía su doble papel de empresas interesadas en promover más y más consumo y de instrumento propagandístico de otras industrias que arruinan nuestro medio ambiente.
En cambio, como esto sí comprometía los intereses empresariales de esas industrias a las cuales se deben, no prestaron tanto interés a la hora de informar cuando los miembros de la Eurocámara votaron, por mayoría, una nueva legislación que permitirá a los coches contaminar un 110% más hasta 2021.
Evidentemente, con esta norma el medio ambiente pierde, mientras los fabricantes de coches ganan. Los medios no podían hacer campaña contra los beneficiarios de esta norma, aunque atente directamente contra la vida humana. Mientras la patronal europea del sector del automóvil, agrupada enla Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), aplaudía la decisión, los mismos medios que luego se harían eco de La hora del Planeta, callaban convenientemente.
fuente :http://canarias-semanal.org/not/18040/-se-convirtieron-en-ecologistas-los-grandes-medios-de-comunicacion-/
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