El niño prodigio de Las Torres

Sandro Ramírez, la última aparición exitosa de La Masía, con gol salvador para el Barcelona el domingo ante el Villarreal, salió del barrio de Las Torres y, acunado en las canteras del Atlético Feria y El Pilar, completó su formación en la UD Las Palmas antes de emigrar al club azulgrana.

Sandro (Las Palmas de Gran Canaria, 1995) es ahora el nombre de moda en el Barcelona. No esperó más allá de su debut en Primera para conectar con Leo Messi y firmar la jugada del partido para su equipo en El Madrigal. Trece minutos llevaba en el campo el ariete grancanario, ahora coronado en la Ciudad Condal y al que Luis Enrique tiene decidido seguir dándole carrete pese a que parecía destinado a seguir evolucionando en el filial. La sanción que pesa sobre Luis Suárez, la lesión de Neymar y la osadía del técnico asturiano, que ha fiado a dos futbolistas de 19 años el ataque culé han hecho el resto. El caso es que Sandro ha roto el cascarón y a los que le conocen no pilla de sorpresa.
Tonono, director de Formación y Captación de la UD, evoca con nitidez su paso por el club. Hizo «lo posible y lo imposible» por retenerle cuando Barcelona y Real Madrid pujaron por llevárselo en edad cadete. Ya entonces intuía que Sandro «iba para algo grande».

«Llegó siendo siendo un niño. Pasó por el Benjamín B, Benjamín A, Alevín C, Alevín A e Infantil C y sus entrenadores fueron Paco Lesmes, Mario Blas y Guillermo Hernández. Su facilidad para meter goles era asombrosa. Si mal no recuerdo llegó a superar los cien tantos una temporada. Recuerdo uno que hizo en un torneo disputado en Austria nada más empezar el encuentro. Tardó segundos en definir. Un chico ejemplar en el trato, muy perseverante en el trabajo, humilde y que, como digo yo, duerme con el balón», abunda Tonono, quien ironiza al recordar que en los últimos tiempos de Sandro en la UD desde el club «trataron de esconderle» en vano. «Llevaban dos años siguiéndole muchísimos equipos y, al quedarse libre, fue inevitable que se fuera. Me dolió mucho pero lo comprendí y, además, tanto él como su familia tuvieron un comportamiento  magnífico con la UD, pues vinieron a despedirse y agradecer el trato recibido en la entidad», añade.

El Madrid pujó por él, pero las condiciones ofertadas desde el Barça terminaron por convencer a Sandro, quien en 2009 arrancó su etapa de cadete ya en La Masía, donde su progresión ha sido imparable. Y eso que, por el camino, se rompió los meniscos de las dos rodillas. Primero el la derecha, en 2012. Y, al año siguiente, el de la izquierda. Lo que para otro futbolista hubiese sido insalvable,  para Sandro sirvió de trampolín. Maduró a la sombra en esos largos paréntesis para volver por todo lo alto. Su excelente hacer en la División de Honor Juvenil le hizo ser promocionado el curso pasado al filial, con el que se asomó a la Segunda División luciendo unos números  (31 partidos, 7 goles) que le permitieron ganarse la renovación hasta 2017 y estar en la órbita del primer equipo como alternativa de la casa. En pretemporada tuvo carrete en amistosos e hizo dos goles. Pero el domingo traspasó la frontera soñada.

http://www.canarias7.es/