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martes, 15 de octubre de 2019

EL SER HUMANO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO


María Sánchez.
Las personas, de este nuestro mundo, han empezado a verle las orejas al lobo. Siendo optimista quiero pensar que aún estamos a tiempo de no quedarnos viviendo en una tierra totalmente desértica, mares y ríos totalmente contaminados que nos llevara a sufrir  hambruna y sed.
Aún estamos a años luz para concienciarnos de, que este hogar que un día nos regalaron con la única condición de cuidarlo y respetarlo, lo hemos exprimido hasta el máximo, como si no tuviera fin. Ahora nos llevamos las manos a la cabeza y queremos buscar soluciones que en ocasiones quedan en meras tentativas o, simplemente, puro paripé para tranquilizar nuestra conciencia.
La prueba de que realmente no hacemos nada, la tenemos en la “supuesta” manifestación que tuvo lugar en Las Palmas, el 29 del pasado mes de septiembre y que se extendió por toda España. Digo supuesta ya que, por un lado, muchos estudiantes se saltaron las clases pero también se saltaron la manifestación. Los que acudieron, dejaron su impronta en el parque de San Telmo y los lugares aledaños en forma de basura que llevó horas al servicio de limpieza para  dejar todo limpio.
Más de lo mismo se pudo ver en Telde, más concretamente en el barrio de San Francisco, en las fiestas del patrón. La noche de la verbena, la de los fuegos y hasta el mismo día 4, se reunió en ese lugar cientos de personas que tomaron la zona como una gran papelera para depositar en el suelo toda la basura que fueron creando. Lo más fácil es echar la culpa a otro, que siempre es el ayuntamiento de turno, para que cargue con la estela de basura que vamos dejando.
No puedo pasar por alto, a las personas que ponen el grito en el cielo y se suben por las paredes, cuando a 500 metros de su domicilio instalan una antena de telefonía móvil. Una de las primeras cosas que hacen es jalear y animar, por las redes sociales, la idea de ir a una manifestación por las calles con el fin de que le quiten esa antena. Pero si les miramos las manos, prácticamente todos llevan un móvil con el que van haciendo la foto para el Facebook. Los ojos se me quedan a cuadro cuando veo que a un bebé le ponen un teléfono para que se entretenga…antes se le daba un sonajero.
Sin embargo la triste realidad es que nos queda mucho para darnos verdaderamente cuenta de que estamos estropeando la casa donde vivimos, el aire que respiramos, el alimento que comemos. La naturaleza nos ofrece todo a cambio, solamente, de que la cuidemos y respetemos, pero hacemos oídos sordos a las señales que nos está mandando. Ella ha cerrado la llave de las lluvias para alimentar la llama que trae el fuego, deja que el sol y las altas temperaturas  jueguen a su antojo deshaciendo los grandes iceberg y, no hablemos, de la gran cantidad de basura que arrojamos al mar, al campo dejando en cada lugar nuestra firma en forma de basura.
Lo más triste, es ver como el dirigente de un país como EE. UU, toma a broma el calentamiento global. Ver para creer.

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