A la señora Theresa May se le ha metido entre ceja y ceja separarse de la Unión Europea.
El que más con el que menos sabe lo que significa cualquier separación, por muy buena voluntad que se ponga para hacerlo sin mucho rifi rafe.
Pretende una separación de la Unión Europea, pero sin perder ni el peinado. Ya sabemos cómo son los ingleses a la hora de barrer para casa, silva de ejemplo lo que llevamos luchando por que nos devuelvan el Peñón de Gibraltar.
Aunque no lo parezca la separación de la isla británica de la U.E traerá más cola que un traje de novia por mucha buena voluntad que estén tratando de poner el total de los aliados, entre ellos, España pues son muchos los españoles que viven y trabajan allí y viceversa.
Aquí tenemos grandes industrias inglesas de igual modo que Inglaterra acoge otras tantas españolas y, por ende, un sin número de personas que han trasladado hasta allá su hogar y su familia. La pregunta es ¿Continuaran las mismas relaciones que hasta ahora? Unos y otros a día de hoy afirman que nada cambiará, pero, ya sabemos lo que ocurre en política que donde dije digo, digo Diego.
Uno de los motivos que argumentan los británicos para su salida es que la U.E ha cambiado desde las últimas décadas argumentando que cada vez tienen más control sobre su vida, sin embargo; también tienen más ayudas para carreteras, colegios, hospitales etc.
Al igual que en cualquier divorcio hay tensiones y recelos. En este caso viene por la burocracia, el control de la inmigración, la defensa de la soberanía nacional, el orgullo por su propio carácter insular y diferenciados del resto de Europa.
Lo que tenemos que tener en cuenta es que pertenecer a la U.E también incluye el libre movimiento de bienes, personas y capitales.
Por suerte esto no ocurrirá tan pronto como desea la señora Theresa May, por lo que nos queda la esperanza de que los hijos de la Gran Bretaña se lo piensen dos veces.
María Sánchez.
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