De nuevo ha muerto un militar español más —de la tropa, como de costumbre—, aunque esta vez ha sido por un accidente, por fuego amigo —o enemigo—. Esta puntualización es importante porque siendo militar en España, es más fácil fallecer por negligencias o recortes en mantenimiento que por fuego enemigo.
Lo primero que quisiera hacer es expresar mi más profunda condolencia y lamentar tal suceso.
Los gestos de este tipo son muy importantes y apoyar a las familias que sufren estos golpes es fundamental.
Eso es lo primero ahora. Creo que esta muerte debería suponer un punto de inflexión, un momento de reflexión para ese ministro de Defensa tan compungido y para la cúpula militar.
Deberían pensar en la gran cantidad de militares de tropa que fallecen, muchos más que de cualquier otra escala, y en la injusticia que supone que esta escala no sea permanente y a los 45 años resulten abandonados a su suerte.
No estaría de más, tampoco, que se reflexionara sobre las paupérrimas indemnizaciones de los militares en caso de fallecimiento —23.000 euros—. Si todos estamos de acuerdo con el excelente trabajo que realizan nuestros militares y en lo peligroso del mismo, no creo que sea mucho pedir que se haga un esfuerzo para dotar de mejores condiciones estos seguros. Es lo mínimo que merecen nuestras familias.
Sé que hay mucho más interés en realizar compras de armamento (aunque no se necesiten ni se puedan pagar) que en mejorar los seguros de los militares, pero esto debe cambiar. De la misma forma, sería deseable que lo que se gasta en residencias militares o viajes para oficiales se invierta en los seguros sanitarios, los cuales se han visto mermados este 2015. Si no hay dinero para sanidad, no lo debería haber para campos de golf de oficiales.
Es fin, ojalá no vuelva a fallecer ningún militar, pero si esto sucede: menos flores y más respeto, pero respeto sincero. ¡Nada de pechazos y lágrimas!, terminen con los contrato basura, los seguros míseros y la sanidad recortada.
Si no lo quieren hacer por los militares fallecidos o su sangre derramada, háganlo por lo menos por las familias de éstos.
El teniente Segura se encuentra arrestado en un centro disciplinario militar desde el pasado 15 de enero. Es su tercer arresto en menos de un año. La autoridad militar le acusa de “atentar contra la disciplina de las Fuerzas Armadas” por la publicación de su libro, Un paso al frente (Tropo Editores) —una obra de ficción donde denuncia casos de corrupción en el Ejército—, afirmar que él no entraría en Catalunya para frenar el auge soberanista y colaborar con este y otros medios de comunicación.
El teniente denuncia que estos arrestos suponen un ataque a su libertad de expresión. Ver más: “La ciudadanía no puede regalar el Ejército a los seudofascistas”
http://blogs.publico.es/un-paso-al-frente/2015/02/01/menos-flores-y-mas-respeto/
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