Llevo meses recuperando historias de “bebés robados” denunciados en Canarias. Bebés que fueron arrancados de las cunas de sus mamás para intentar hacer feliz a mujeres ajenas aunque para ello tuvieran que destrozar otras vidas. Médicos, enfermeras y piadosas monjas fueron el triángulo en el que se sostuvo uno de los episodios más aberrantes de la España negra. He escuchado pues sus miedos, su incertidumbre, su dolor. He sido testigo de su lucha desigual contra un sistema que se tragó su paz. Les rompió la vida. Todo lo ocurrido vive en sus memorias. Mujeres capaces de recordar pese al tiempo transcurrido dónde estaba la clínica, cómo era la habitación, el nombre de la amorosa monja, cómo era el médico, todo. Pero desgraciadamente, a la hora de investigar no han hallado documentos que permitiera tirar del ovillo. Se atascaron. Muchas se han rendido. Sus propios hijos les aconsejaron dejarlo todo. Dejar una lucha larga y dolorosa, un sin vivir que les angustiaba: “Mamá, es muy complicado. Olvídate. Igual no es como tú crees y realmente mi hermano murió en el parto?”, le dicen para tratar de persuadir a quienes aún se empeñan en seguir en la batalla.
Mucha emoción contenida. Lo cuenta y tiembla.
Los “bebés robados” ayer en la Ser
Ayer lunes en la cadena Ser en la sección “Crónica en blanco y negro” -El Drago- espacio que aborda el periodismo social hablamos de los “bebés robados” con Amada Quintana una mujer de 73 años que busca a su hijo y con la presidenta de la asociación “Colectivo Sin Identidad” que preside Begoña Ramos. Ella busca a su hermana de 47. El colectivo que representa Begoña tiene en la actualidad 12 casos de bebés robados en investigación y 9 que ellos califican de adopciones irregularidades es decir, sospechosas. Niños que van y vienen de legajo en legajo y cuya documentación es tan confusa que los propios adoptados quieren saber de dónde han venido. En la entrevista de ayer en la Ser, Amada contó que cuando le arrebataron su primer hijo de una clínica de Las Palmas de GC con la disculpa de que “nació muerto” fue tanto su terror que el segundo bebé lo tuvo en su casa “para que nadie me lo quitara”, dice emocionada. En el caso de Amada fueron los medios de comunicación los que hace 6 años le abrieron los ojos. Ella y su marido, dos jovencitos, 17 y 18 año cuando fueron papás comenzaron a sospechar en 2009 que tal vez aquel bebé que había tenido no había muerto como le dijeron. Tal vez lo vendieron, tal vez lo robaron, tal vez lo regalaron. Y esa es su lucha: “Lo que quiero es que mi hijo sepa que yo no lo abandoné. Que no lo dejé atrás”. Buena mujer Amada y su familia.
En el caso de Begoña Ramos, del Colectivo Sin Identidad, dice que lucha para ejercer los derechos de su madre, para tirar de todos hilos posibles hasta saber de si la hermana que busca está viva, de lo contrario ella será la primera en pasar página. Su testimonio de hoy ha sido clarificador porque cree estar cerca de quien puede ser su hermana. Cerca físicamente… Begoña quisiera que esa joven a la que tiene indentificada y cuya documentación y confidencias le llenan de esperanza se someta a pruebas de ADN pero no es fácil pedírselo. Pero lo hará, seguro.
Como digo, invitados están a escuchar la entrevista pinchando sobre el siguiente enlace:
http://www.marisolayala.com/
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