El barco de la rotonda de Melenara, después de haber
batallado contra el oleaje y dar sustento a muchas familias, se merece un trato
más favorable en conmemoración a los marineros de una de las mejores playas del
municipio. Este, que está justo en la entrada del barrio marinero, donde el
aspecto del símbolo de un trabajo artesanal queda en el total olvido por parte
de un consistorio que pasa de largo, donde solo se corta el césped de la
rotonda. Ese acto no cambia en nada la mala imagen del precioso navío que un
día surcó el mar copado con sus capturas. Hoy sufre en sus tablones y cuadernas
el desolador sol y la húmeda lluvia. Gracias a la IA podemos soñar con un
cambio que, como vemos, no llega.
Joaquín Santana

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