El ser humano es bastante propenso a imitar todo aquello que escucha o ve. Sin ir muy lejos escuchamos palabras que distan mucho de nuestras costumbres y, sobre todo de nuestro léxico canario, tal y como si se avergonzáramos de nuestras raíces a la hora de hablar. Podemos oír frases que nos llegan de cualquier parte del mundo y, como meros loros las repetimos y en muchas ocasiones sin conocer su verdadero significado.
Una de ellas, y que ya hemos adoptada como nuestra, es el halloween que ya escuchamos en boca de niños de todas las edades, es lo que les enseñan en los colegios, tal vez profesores y educadores han olvidado que un niño es como una esponja que recoge todo lo que escucha y lo conserva de por vida.
Hace algún tiempo que leo en algunos medios de comunicación la palabra (tejedoras) refiriéndose a un grupo de señoras que trabajan el ganchillo, término que han cambiado por la palabra francesa crochet. De toda la vida se ha llamado ganchillo, nombre que adopta por la forma de la aguja que se usa para realizar esta labor. Las llaman tejedoras, nombre inapropiado pues tejedor o tejedora es la persona que trabaja en un telar.
Y ya puestos a rizar el rizo, se escuchan estos vocablos cada vez con más frecuencia, forman parte de nuestras conversaciones diarias, tales como (que os divirtáis por, que se diviertan) (venís por venir) o la que ya pone los pelos como escarpias, es la de (sois, por son) Y así seguiría con un largo rosario de frases que nos llegan de allende los mares.
Sin embargo nos volvemos canarios hasta la médula cuando se acerca el 30 de mayo, y nos acordamos del gofio, las piñas asas o el cochafisco. Bendito sea Dios .
María Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario