Mucho ha llovido desde el día en que se inauguró el tanatorio de esta ciudad y, desde entonces, nadie se ha acordado de que los años pasan y todo se deteriora por lo se necesitan reparaciones.
Cuando se puso en uso, como cosa nueva a estrenar, daba gusto sentarse en los sillones de las salas disponibles para los velatorios.
Pero, a día de hoy si usted tiene unos años no es aconsejable que se siente en ninguno de ellos, so pena de no poder levantarse a menos que unas manos caritativas tiren de usted como si del corcho de una botella se tratara pues así, de encajonada te quedas cuando te sientas.
Son muchos los años y muchas las personas que han pasado por dichas salas y sus asientos convirtiéndose éstos, en más de una ocasión, en improvisada cama para los doloridos que velaban a sus difuntos toda la noche.
Se rumorea que la ampliación necesaria está acabada pero, como siempre, y según se escucha en los corrillos, las nuevas ampliaciones están terminadas y que solo falta, como siempre también, la firma o visto bueno del concejal de turno.
Deseo que sea muy tarde cuando tenga que ir por allí porque se que si me siento no me levanta ni una grúa, aunque la otra opción es llevarme una silla de casa.
Bromas a parte, pienso que ya es urgente poner a disposición de los ciudadanos esas salas y demás habitáculos pues mucho me temo que ocurra lo que en otras ocasiones, que para cuando se van a inaugurar ya están defectuosos.
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