Mary Almenara.
Este virus que nos está tocando vivir ha trastocado nuestra vida de manera alarmante, nos ha enfermado llevándose por delante la vida de millones de personas, nos ha mantenido confinados en nuestras casas alejándonos de familiares y amigos.
A este mal le buscamos culpables pero es igual que dar palos de ciegos pues aún no se sabe a ciencia cierta si nació de la nada o tuvo un padre o una madre que le dio vida. Sea como fuere nos ha hecho dar un giro a nuestra vida de ciento ochenta grados dejando tras de si a miles de personas sin trabajo y otros tantos en la ruina total.
A causa de todas las restricciones nos hemos visto privados de tantas fiestas, lo mismo nacionales que municipales. Sin ir más lejos debemos renunciar a la fiesta de nuestro patrón San Gregorio, lo que me lleva a recordar años anteriores donde, desde este día de hoy ya se había dado el consabido pregón, tendríamos la música alegre de los cochitos donde los más pequeños se sienten verdadero ases del volante, el olor de las castañas asadas y el azúcar del delicioso algodón, las pocas tómbolas que nos vienen y que se han visto sustituidas por los chiringuitos de perritos calientes y hamburguesas.
También echaremos de menos el rico potaje de berros con el que se obsequia a los ciudadanos, o la ordeñada de la vaca bien temprano y que con un jaire de gofio es el mejor desayuno para el canario.
No dejemos atrás a los vendedores de turrones ni al señor de los globos. Todo ha tenido que paralizarse a causa del covid19. Deseo que el próximo año volvamos a disfrutar de todo a los que echamos de menos con salud y muchas ganas de vivir.
Por ahora solo me queda desearles un feliz día de San Gregorio.
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