Las víctimas eran captadas en su país de
origen y obligadas a realizarse una cirugía de aumento de senos antes de
viajar a España, facilitándoles la organización toda la documentación
necesaria para el cruce de fronteras
Han sido detenidas siete personas por los
presuntos delitos de Trata de Seres Humanos con fines de explotación
sexual, favorecimiento de la inmigración ilegal, blanqueo de capitales y
tráfico de estupefacientes
Se han realizado 10 registros en
domicilios y establecimientos, nueve de ellas en la localidad de Caspe
(Zaragoza) y una en Barcelona donde se han intervenido armas, sustancias
estupefacientes, anabolizantes y más de 25.000 euros en efectivo.
La Guardia Civil y la Policía Nacional en la denominada operación
“Cárpatos-Liberty-Luboca”, han detenido a siete personas pertenecientes a
una organización criminal dedicada a la trata de seres humanos con
fines de explotación sexual. Durante la operación 5 mujeres han sido
liberadas de ejercer la prostitución contra su voluntad. Los agentes han
llevado a cabo diez entrada y registro -nueve de ellas en la localidad
de Caspe (Zaragoza) y una en Barcelona- y han liberado cinco víctimas de
la organización.
La investigación comenzó en el mes de junio del 2019 tras tomar
declaración a un testigo protegido quien, en su declaración, puso de
manifiesto haber sido víctima de una posible organización criminal
dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual,
teniendo conocimiento de que había más personas en su misma situación.
Por otro lado, en octubre de 2019, se inició una investigación tras
tener conocimiento de una agresión a una joven de 18 años, nacionalidad
extranjera y embarazada, ocurrida en Caspe (Zaragoza). Durante el
traslado de la víctima al hospital para atenderle de las lesiones que
presentaba, se comprobó que no portaba documentación (ya que no estaba
en su poder), así como que no había acudido a las revisiones
ginecológicas por su estado de gestación, a pesar de haber sido citada
para ello.
Tras la investigación realizada se determinó que la joven trabajaba
en un club de alterne ubicado en la localidad de Caspe, sin estar
asegurada como trabajadora en la Seguridad Social, y que gran parte del
dinero que ganaba era entregado a la Madame, la cual sería la encargada
de trasladar a la víctima desde el lugar de trabajo a su domicilio para
que no tuviera contacto con sus clientes fuera del local.
Meses después y, tras varias gestiones, se consiguió identificar a
varias personas relacionadas con la organización. Tras analizar la
información obtenida se pudo comprobar que las víctimas eran captadas en
su país de origen por una persona residente en España quien, con la
promesa de una vida mejor, las convencía para venir a nuestro país a
ejercer la prostitución.
Una vez aceptada la oferta, las mujeres eran obligadas a llevar a
cabo una cirugía de aumento de senos y se les facilitaba el billete de
avión y todo lo necesario para el cruce de fronteras. Todo ello se
realiza con la colaboración de dos familiares, residentes en el país de
origen, quienes se encargaban de trasladarles al cirujano y hacerles
entrega de los pasajes de avión, además de darles las instrucciones
precisas sobre lo que deben manifestar al llegar al espacio Schengen
para no tener problemas en el cruce de fronteras.
Una vez en España, eran recogidas por miembros de la organización y
obligadas a ejercer la prostitución en diversos lugares de la geografía
española y en Alemania, comunicándoles entonces que han adquirido una
deuda desorbitada con ellos -entre diez mil y doce mil euros-, siendo
constantemente amenazadas por ella y por su pareja, un ciudadano alemán,
con realizarles algún daño a ellas o a sus familias si no satisfacían
esas cantidades. Además, a fin de conseguir de las víctimas una mayor
rentabilidad cada cierto tiempo les obliga a ejercer en lugares
diferentes como Barcelona, Oviedo, Zaragoza o Alemania, imponiéndose
además el sistema de multas a fin de que la deuda aumente
paulatinamente.
Entre los lugares en los que eran obligadas a ejercer la
prostitución se encontraba un club de la localidad de Caspe (Zaragoza).
Para llegar al local, las víctimas eran recogidas en Barcelona y
trasladadas en vehículo hasta el lugar. La organización contaba con dos
personas que ejercían como lugartenientes y tenían bajo su control el
club de prostitución, así como otros negocios mediante los cuales se
blanquea el dinero procedente de la explotación sexual y en los que
trabajan otros miembros de la organización investigada, tales como una
pizzería y un gimnasio, donde también se trafica con sustancias
anabolizantes prohibidas.
Registros en domicilios, un club de alterne, pizzería y gimnasio
Fruto de investigación, se llevaron a cabo un total de 10
registros, 9 de ellos en el término municipal de Caspe (Zaragoza) y uno
en Barcelona, en domicilios de los sospechosos y locales que también
eran regentados por los componentes de la organización, tales como un
club de alterne, un gimnasio y una pizzería, ubicados estos últimos en
la ciudad de Caspe.
En dichos registros fueron intervenidas, armas largas, un arma
corta con su munición, multitud de anabolizantes, más de 25.000 euros en
efectivo, equipos informáticos y documentación relevante para la
investigación, que están siendo analizadas por los especialistas de
ambos cuerpos policiales.
Captación de las víctimas
La forma de captar a las víctimas en la rama asentada en Caspe era
la conocida como “LoverBoy”, consistente en que un hombre de la
organización asentado en el país de origen de las futuras víctimas, se
encargaría de “engatusar” a las mujeres hasta conseguir que fueran sus
parejas sentimentales y convencerlas posteriormente para que viajasen a
España prometiéndoles un puesto de trabajo en hostelería.
Una vez convencidas, esta persona les facilitaba todo lo necesario
para llevar a cabo el viaje a nuestro país, donde les estarían esperando
otros miembros de la red para trasladarlas hasta un domicilio donde se
les comunicaba la deuda contraída y la actividad que debían desarrollar
para saldarla, siendo amenazadas con daños personales si no lo hacían.
Pasado un tiempo el encargado de captar a las mujeres regresaba a España
con el cometido de controlar la actividad que realizaban e incluso
llegando a agredir físicamente a alguna de ellas, cuyas agresiones
podrían haberse camuflado como episodios de violencia de género al
comunicar que la agresión había sido efectuada por su pareja
sentimental.
En otro escalón se encontrarían los encargados de gestionar el
dinero obtenido en otros locales de la organización para blanquear el
dinero obtenido tanto en la prostitución como en el tráfico de drogas y
anabolizantes, cuya venta se realizaba en los propios locales.
Cabe destacar que el cabecilla de la red, asentado en el término
municipal de Caspe, era el encargado de supervisar la actividad de esta
organización. Una persona que guardaba fuertes medidas de
autoprotección, tanto portando armas como, con personal a cargo de su
seguridad, manteniendo un férreo control de todos los locales y de sus
trabajadores.
La operación continúa abierta por lo que nos se descartan nuevas detenciones.
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