Bueno, llegar luz solar le llega, pero no durante todo el año.
Viganella es el pueblo en cuestión. Este pueblecito italiano se encuentra situado en los Alpes piamonteses, junto a la frontera suiza.
El problema es que fue construido en el fondo del valle de Antrona, rodeado de montañas muy empinadas que impiden que la luz del sol ilumine el pueblecito desde el 11 de noviembre al 2 de febrero, pues el sol no se eleva lo suficiente como para que sus rayos superen la altura del escarpado lado sur de las montañas circundantes.
Pero un espejo y un ordenador solucionaron el problema. ¡Ah sí!, y unos 100.000 euros, también ayudaron.
Tras varios años y no pocas dificultades técnicas y económicas, un helicóptero colocó en la cima del monte Scagiola, a 1.100 m de altitud un espejo de acero bruñido con 14 paneles y unos 40 metros cuadrados de superficie.
Dicho espejo móvil está controlado por un programa informático que rastrea el sol y hace que los paneles del espejo se inclinen y giren, de manera que los rayos se reflejen siempre hacia el pueblo.
Nota sabionda: El domingo día 17 de diciembre del 2006, tuvo lugar la inauguración del espejo gigante. Una niña, adecuadamente llamada Alba, apretó el botón que accionaba el ordenador.
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