El 12 de Octubre: Día de la Hispanidad, Día de España

 El 12 de Octubre: Día de la Hispanidad, Día de España

Luis Seco de Lucena

El 12 de octubre no es una fecha cualquiera en el calendario. Representa un punto de inflexión en la historia de la humanidad: el momento en que dos mundos, hasta entonces separados, entraron en contacto y dieron origen a una etapa global que transformó para siempre la cultura, la política, la religión y las sociedades. Celebrar el Día de la Hispanidad es reconocer ese hecho trascendental y asumir, sin complejos, el papel que España desempeñó en la construcción de lo que hoy llamamos Occidente.

Sin embargo, en las últimas décadas esta conmemoración ha sido objeto de un cuestionamiento creciente. No faltan voces que reducen la efeméride a un relato unidimensional de violencia y dominación. La llamada “leyenda negra”, difundida con destreza propagandística por los rivales geopolíticos de la España imperial, ha sido reciclada en tiempos recientes como si se tratara de un relato irrefutable. Y ahí radica la injusticia: se pretende juzgar un proceso histórico con categorías contemporáneas, omitiendo deliberadamente el contexto de la época.

El 12 de octubre de 1492 no fue solo “conquista”. Fue, sobre todo, encuentro. España llevó su lengua, su fe, su arte y su derecho, pero también recibió de aquellas tierras alimentos, costumbres y conocimientos que transformaron Europa. Maíz, patata, cacao o tomate son hoy parte inseparable de la dieta mundial gracias a aquel intercambio. La cultura hispánica fue la primera en forjarse como mestiza, fruto de un proceso de unión y no únicamente de imposición.

España, a diferencia de otros imperios, no se limitó a la explotación. Fundó universidades, hospitales, catedrales y ciudades en América cuando en otros continentes apenas germinaban los albores de la modernidad. Fue pionera en legislar sobre los derechos de los indígenas, como muestran las Leyes de Indias o las reflexiones de pensadores como Francisco de Vitoria y Fray Bartolomé de las Casas, padres del derecho internacional y de la reflexión sobre la dignidad humana. Este legado jurídico y cultural sigue siendo uno de los aportes más significativos de la historia universal.

Resulta llamativo que, a pesar de que todas las potencias europeas participaron en procesos coloniales —Inglaterra, Francia, Portugal, Holanda— solo España haya sido objeto de una demonización persistente. Una visión parcial alimentada por la propaganda de sus enemigos de antaño y sostenida hoy por quienes, con falta de espíritu crítico, prefieren la culpa al análisis histórico.

Celebrar el Día de la Hispanidad no significa ensalzar la violencia ni negar las sombras, sino reivindicar una herencia común que se extiende desde Filipinas hasta América, desde Andalucía hasta los Andes. El idioma español, con más de quinientos millones de hablantes, es la prueba más tangible y fecunda de ese legado compartido.

En tiempos de globalización, cuando las identidades parecen diluirse, el 12 de octubre nos recuerda que España fue pionera en abrir rutas, en descubrir horizontes y en tejer vínculos transoceánicos. La hispanidad no es nostalgia imperial: es conciencia de pertenecer a una comunidad cultural que trasciende fronteras y que, aún hoy, mantiene viva una visión del mundo marcada por la lengua, la fe y la cultura compartida.

El 12 de octubre es un símbolo de memoria histórica y de identidad común. Es un homenaje a quienes cruzaron océanos, fundaron ciudades, edificaron templos y mezclaron sangres para dar origen a un mundo nuevo. Reivindicarlo no implica negar los errores, sino rescatar las luces que aún hoy iluminan a millones de hispanohablantes.

España tiene el derecho —y el deber— de celebrar su historia con dignidad. El Día de la Hispanidad no pertenece al pasado: es presente y futuro de una gran familia unida por la lengua, la cultura y un legado que merece ser defendido frente a quienes solo desean dividir.