Con esto de la nueva ley animalista, debemos andar con pie de plomo si no queremos vernos entre rejas por deshacernos de esas ratas, cucarachas y demás insectos que han invadido nuestra vivienda.
Si llevamos a raja tabla las normas a las que nos obligan, tendremos que permitir que cucarachas y demás bichos anden a sus anchas por nuestras casas y solo podamos contemplarlos como si de un desfile se tratara.
No estoy de acuerdo con el maltrato animal ni que estos se usen para divertimento de los llamados humanos.
Por mi parte sobran las peleas de gallos, las corridas de toros, mal llamadas, fiesta nacional, la actuación de animales en los circos, o el capricho de algunas personas de mantenerlos en jaulas para su propio disfrute.
Tampoco estoy tan de acuerdo con la costumbre que han tomado algunas personas en ir de calle en calle poniendo comida para los gatos y palomas, y no es que este hecho en si me moleste.
Lo que no veo con buenos ojos es que, a tenor de esta afición por dejar comida para estas aves, está haciendo que las aceras y calles se vean manchadas con sus excrementos, amen de los ratones que también se alimentan.
Pero a mí, señores míos no me vengan a prohibir que mate de un zapatillazo, una cucaracha que entró por debajo de la puerta.
María Sánchez.

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