Aurora
Para mi nieta recién llegada al mundo
Has nacido en la hora de la aurora,
cuando el cielo aún susurra su primer aliento
y la noche, rendida, se deshace en promesas
de un día nuevo, de un milagro cierto.
Tu nombre no es casual:
eres luz que se alza desde el confín del alma,
caricia de sol en la cumbre del pecho,
un incendio rosado que no quema,
pero enciende todo.
Tu piel sonrosada es mapa del alba,
y tus ojos cerrados —todavía—
contienen el misterio
de los astros que aún no saben quién los mira.
Sara, tu madre, Sara hermosa,
te ha dado el mundo con un gesto de amor;
y nosotros, los abuelos,
que ya creíamos haberlo vivido todo,
estamos ahora llenos de futuro.
Porque tú, Aurora,
no solo eres el comienzo del día:
eres el comienzo del tiempo,
del asombro, del júbilo,
de esta nueva estación donde florecen
las arrugas de nuestras manos
y las lágrimas se hacen dulces como el pan.
tras muchas noches de invierno.
Y al verte, tan pequeña y tan eterna,
hemos comprendido:
la vida se repite para recordarnos
que siempre vale la pena empezar de nuevo.

Mi más sincera felicitación por partida doble, primero por esa Aurora que comienza a despertar en la vida de ustedes, segundo por el bello poema que le ha dedicado. Felicidades.
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