Dos ciudadanos que se han acogido al pago anticipado, los primeros en afrontar los incumplimientos con su bolsillo.
• Los agentes de Medio Ambiente detectaron incluso a un hombre que circulaba en bicicleta por la zona de exclusión.
Además, 17 de las denuncias ya han
derivado en expedientes sancionadores y 2 personas, que decidieron
acogerse al pago anticipado para obtener un ahorro del 20 por ciento de
la cuantía, se han convertido en las primeras en afrontar las
infracciones.
Las denuncias, interpuestas por los
agentes de Medio Ambiente del Cabildo con la colaboración de la Policía
Local de San Bartolomé de Tirajana, se deben a usos no permitidos tanto
en la zona de exclusión, como en la de uso restringido y general.
Así, 37 fueron por transitar en lugares
indebidos de la Reserva Natural Especial, de ellas, 18 están vinculadas
al tránsito a pie en la zona de exclusión del ecosistema dunar sin que
sea por motivos científicos y de conservación, los únicos por los que se
permite acceder. Los agentes de Medio Ambiente del Cabildo denunciaron
también a un hombre que circulaba en bicicleta por este enclave de
elevado valor natural.
El Cabildo interpuso otras 18 denuncias
por caminar fuera de los senderos de la zona de uso restringido, así
como por usar las crestas de las dunas para tomar el sol o contemplar el
atardecer.
Por otra parte, los controles también
han dado lugar a 9 denuncias acumulación de enseres, residuos domésticos
y pernoctar, siete de ellas en la zona de uso general que entrañaron
daños en los tarajales, ya que también se realizaron fogatas, y otras
dos en la zona de uso restringido. El perfil mayoritario de los
infractores se ajusta en este caso a extranjeros sin recursos
económicos.
Todas estas infracciones tienen la
consideración de leves y acarrean multas que oscilan entre los 150 y los
600 euros, aunque en el caso de que alguien protagonice incumplimientos
graves o muy graves, que son aquellos que alteran el espacio o provocan
un incendio, el abanico se abre desde 6.000 hasta 600.000 euros.
El Cabildo de Gran Canaria es el órgano
de gestión de este ecosistema de alto valor medioambiental y
singularidad paisajística que experimentó un renacer durante el
confinamiento que alentó el establecimiento de la red de vigilancia para
protegerlo de la fuerte presión ejercida por el ser humano para que
deje huella de su paso solo en los lugares permitidos.
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