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viernes, 24 de marzo de 2017

Un enfermero canario atendió a los heridos justo al lado del atentado

Una policía, en el lugar del atentado en el que los ciudadanos han comenzado a poner flores en honor a las víctimas. En el recuadro de la izquierda, el enfermero tinerfeño Mario Martín.
Calles cortadas, gente corriendo de aquí para allá y la policía, los helicópteros y las sirenas tomando la ciudad. En medio del caos, un enfermero orotavense, Mario Martín, intentaba cruzar hasta su puesto de trabajo, el Hospital Saint Thomas, a un lado del puente de Westminster donde horas antes un terrorista había truncado la vida de al menos cuatro personas.
Con el susto en el cuerpo y la incertidumbre de no saber muy bien qué estaba ocurriendo, el tinerfeño tuvo que tomar este miércoles una decisión. "Me armé de valor y fui a trabajar. Mi cometido esa noche, más que nunca, era ayudar", relata a este periódico el joven tinerfeño desde la capital británica un día después del trágico suceso.
Martín, que lleva dos años residiendo en Londres. Entraba a trabajar ese día en el turno de noche. "Empecé a enterarme de lo ocurrido en casa. Mi familia me llamó preocupada y desde el Hospital pidieron un refuerzo de personal. Teníamos que estar disponibles las 24 horas", recuerda el isleño de 25 años.
Aunque aún quedaban algunas horas para comenzar su jornada, Martín, sin saber con certeza lo que se iba a encontrar en la zona de la tragedia, se marchó en dirección al corazón del ataque. "Cuando llegué no sabía ni cómo pasar hasta el centro. Tuve que enseñar mi identificación como enfermero para que me dieran paso", sostiene y añade que "la gente aún corría por las calles. Me asusté y recordé las palabras de mi madre diciéndome que por favor me cuidara, pero algo me decía que tenía que ir al hospital..."

Heridos

Una vez en el centro, Martín, que trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), se preparó para abordar una dura jornada. El Saint Thomas es el hospital más cercano a las inmediaciones delParlamento británico y uno de los más importantes de la ciudad, por lo que todos gran parte de losheridos por el acto terrorista fueron atendidos por Martín y sus compañeros.
"Los protocolos de alerta estaban activados y teníamos camas libres en la UCI por si llegaba a alguna persona en estado crítico", señala el joven. No obstante, el orotavense puntualiza que en Inglaterra los protocolos sanitarios "están muy bien establecidos" y los heridos en estado más graves son enviados a centros especializados según su tipo de lesiones. "Se les deriva a otros hospitales en función de sus traumatismos", aclara.
Martín relata que muchos de sus compañeros que estaban trabajando en el momento del atentando no dudaron en salir a la calle a ayudar. "Mucha gente se acercó hasta el puente, la zona que atravesó el coche está muy cerca de nuestro centro", añade. Después, empezaron a llegar los accidentados.
"Los heridos eran trasladados hasta el Hospital y a ello se sumó que mucha gente se acercó por su propio pie", detalla el tinerfeño. Durante las horas que pasó trabajando, Martín explica que "se atendió a gente en estado grave y a uno de ellos hubo que estabilizarlo en Urgencias".
Aunque tanto el tinerfeño como el resto de profesionales del Hospital iban siguiendo el conteo de víctimas por los medios de comunicación locales, no podían evitar estar en alerta por lo que podría entrar por la puerta en cualquier momento. "No parecía que hubiera sido una masacre pero teníamos miedo de lo que pudiera pasar durante la noche", reconoce Martín. Por fortuna, el atentando no llegó a más y el tinerfeño terminó su turno en la mañana de ayer.

Preocupación

Sin asimilar todo lo ocurrido, Martín, en una conversación telefónica con este periódico, afirma que "no he podido dormir". "Llegué a casa de saliente sobre las 9 de la mañana y me puse a contestar los mensajes a todos los familiares y amigos que se habían preocupado por mí", aclara el joven.
Y es que el tinerfeño destaca que "trabajando en el hospital estábamos desconectados del exterior". "Todo ha pasado muy rápido, cuando la gente me pregunta cómo estoy no sé ni que constatar. En realidad no lo sé, aún lo estoy asimilando...", asegura.
A la salida del Hospital todo continuaba igual. "El puente seguía cortado, había mucha presencia policía y gente en los alrededores. Por poner un ejemplo, es como si cortaran la calle Castillo en Santa Cruz, hay muchísimas personas que trabajan en los alrededores y que tienen que cruzar por la zona para llegar a sus puestos de trabajo", explica Martín. El tinerfeño asegura que pasa por este puente "todos los días".
"Tengo que atravesarlo para ir a trabajar pero también suelo ir por ahí para comer o salir", recalca. Por eso, no termina de creerse que alguien pueda atentar contra la vida de una persona. "Ir por la calle tan normal y que, de repente, te arrollen... es muy fuerte. Vi las imágenes de la mujer que se lanzó al río y que está en estado crítico y pienso que le puede pasar a cualquiera", reflexiona el isleño.

Normalidad

El joven destaca que la capital amaneció este jueves "con rabia y miedo". "Me siento contento por haber podido ayudar pero siempre te queda la preocupación de lo que pueda ocurrir", sostiene. Martín lamenta que este tipo de sucesos "se estén llegando a normalizar". "Mucha gente me decía que no pasaba nada, que habían pocas víctimas mortales. Es una pena. Parece que si no se produce una masacre no pasa nada", critica.
Pero Martín, como al resto de residentes en la capital británica, intentará volver a la normalidad lo antes posible. "Ahora la ciudad está mucho más controlada y estamos seguros. Nuestras vidas no se pueden paralizar", concluye.
http://www.laprovincia.es/canarias/2017/03/23/canario-atendio-heridos-justo-lado/921324.html

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