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domingo, 26 de marzo de 2017

Cuando dicen que la justicia es igual para todos no se pueden aguantar la risa



José L. Román

Decía en plan irónico el director de Alerta Digital en su editorial de la “La Ratonera”, que para Pablo Iglesias no existen problemas en España salvo la retransmisión de la Santa Misa por “La2” de televisión española. 
En esa enumeración de graves problemas que para el líder comunista ya “estaban resueltos”, hacía referencia Armando Robles a los cientos de miles de personas pobres que en España, duermen en cajeros de entidades bancarias, muchos otros al raso, o también en cualquier portal sobre unos cartones.
Gracias, Armando, gracias por acordarte de esos hijos de España olvidados por las formaciones políticas, y que han sido desahuciados por la sociedad a pesar de estar atravesando situaciones penosas y dramáticas. Tan dramáticas, que muchos de ellos –y esto no sale en la “tele”-, tienen que ingresar en prisión por no poder hacer frente a una fianza tras un proceso judicial, o incluso por no poder pagar una multa de Tráfico. Y mientras, seguimos escuchando insistentemente por boca de los políticos a pesar de sentencias como la del “caso Noos”, que la justicia en España es igual para todos.
Gracias Armando por tu sentido social, y por ser para muchos españoles un atisbo de esperanza. Gracias por acordarte y hacer alusión continuamente a trabajadores españoles sin color político, olvidados por una sociedad anestesiada a la que solo le importan los “pobres” etiquetados por los medios informativos y las formaciones políticas, como inmigrantes y refugiados.
El ensañamiento de la injusticia española con los jóvenes que irrumpieron en el Club Blanquerna de Madrid, contrasta vergonzosamente con la valoración hecha por los Tribunales sobre el comportamiento de la infanta Cristina, como una pobre mujer ignorante, que apenas sabe estampar el pulgar untado en tinta como prueba de identidad.
Por lo tanto, no exageraría si dijera, que mientras los terroristas etarras son puestos en libertad con un descaro sin precedentes, su lugar en las cárceles está siendo ocupado por españoles que no pueden asumir el pago de multas a las que han sido condenados. Un auténtico drama para muchas familias españolas, pero sobre todo para los españoles que lo sufren. De esto no hablan unos medios informativos carentes de fuerza moral, por estar al servicio de quien los sostiene económicamente. De ahí, que solo se limiten a emitir y publicar lo estrictamente marcado por la élite mundialista.
Imaginemos por ejemplo, la situación de un trabajador condenado por una alcoholemia al pago de una multa y a la retirada del permiso de conducir por un periodo de un año. Esta persona, que apenas puede llegar a fin de mes con el mísero salario que percibe, y que necesita el vehículo para desarrollar su trabajo, lo primero que hace es fraccionar el pago de la multa para hacer frente a su cuantía. De repente, se queda sin empleo, pero tiene que seguir pagando alquiler o hipoteca, comer, vestir, pagar gastos de comunidad, luz, agua, gas, hacer frente a los préstamos, etc. Llega un momento, en el que la impotencia le obliga a soltar lastre optando por dejar de pagar la multa. Esto se transforma automáticamente en pena de cárcel.
O sea, un trabajador español con empleo y con una familia perfectamente estructurada, en cuestión de meses puede pasar, de estar en su puesto de trabajo intentando salir adelante como puede, a verse en una celda de cualquier centro penitenciario. Y todo ello, porque en un momento de su vida cometió el error de tomar una cerveza teniendo que conducir, y a la vez verse arrollado por la crisis.
Yo no intento justificar aquí ese comportamiento reprobable de conducir bajo los efectos del alcohol, no. Lo que si digo, es que la situación que se deduce del ejemplo anterior, la están viviendo actualmente muchos hijos de España sin color político, que se ganan el pan con el sudor de su frente, y que deben cotizar a la Seguridad Social treinta y siete años de su vida si quieren alcanzar una mísera pensión. Por el contrario, este tipo de situaciones tan desesperantes no se dan en personajes con el riñón bien cubierto. A partir de aquí, es evidente que la justicia nunca será igual para todos aunque lo diga el Rey, lo repita Rajoy, o lo proclame “el niño de la bola”.
Las dramáticas consecuencias de la crisis no solo han provocado desahucios dejando a familias enteras en la calle, sino que están llevando a la cárcel a más trabajadores sin empleo, que sinvergüenzas implicados en casos de corrupción política. Insisto, un asalariado español puede ir a la cárcel ante la imposibilidad de pagar una fianza o una multa de Tráfico, mientras que los económicamente solventes nunca pisarán la trena por esos conceptos.
¿Se imaginan ustedes acabar recluido en un centro penitenciario rodeado de criminales, violadores, traficantes o atracadores, por no poder depositar una fianza o ante la imposibilidad de pagar una multa? Pues hay españoles que lo están. Por eso digo, que cuando los profesionales de la política alardean de que “la justicia es igual para todos”, no se pueden aguantar la risa. Saben que mienten; mienten hasta caer exhaustos, pero les trae totalmente sin cuidado. Aquí lo que importa es, que cada cuatro años “un hombre sea un voto”, y que vale la voluntad de la mayoría. Aunque la mayoría diga que dos más dos son cinco.
Los profesionales de la política solo ven votantes por un día y contribuyentes de por vida. Les molesta la persona que pueda pensar por ella misma, con valores, y formada espiritualmente, pues con ese perfil eres un enemigo de la democracia. Es mucho más sencillo y democrático tratar con la masa amorfa sentada frente al televisor.
Actualmente no hay formación política sana y creible. Todas han hecho causa común y se olvidan, de que las personas fueron creadas por Dios para ser amadas y las cosas para ser usadas, pero una de las razones por las que el mundo está sumido en el caos, es porque las cosas están siendo amadas y las personas usadas.
http://www.alertadigital.com/2017/03/22/cuando-dicen-que-la-justicia-es-igual-para-todos-no-se-pueden-aguantar-la-risa/

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