En Álava, los trabajadores de ambulancias asistenciales, es decir, las que incluyen soporte vital, están últimamente en el punto de mira de la opinión pública por sucesos con trágico desenlace en los que se ha puesto en duda su capacidad de respuesta. Sin embargo, la mayoría de estos empleados hace tiempo que denuncian “la precaria situación” que atraviesa el transporte sanitario urgente de la provincia.
Este veterano técnico en transporte sanitario señala que las dificultades para ofrecer una asistencia de calidad se reflejan, por ejemplo, en la falta de material. “Lavamos los colchones de vacuno de un sólo uso en los fregaderos de las bases, donde también limpiamos los platos de la comida, para así poder reutilizarlos. A veces están pinchados, al igual que algunas férulas de vacío que llevamos en las ambulancias”
Con frecuencia, se funden las luces que tenemos en el interior de la ambulancia para atender a los pacientes”. Añade que “en la ambulancia donde estoy ahora falta el GPS desde hace tiempo, por lo que usamos nuestros propios aparatos o el del móvil para poder llegar al escenario del incidente lo antes posible. Ni siquiera contamos con la emisora del Departamento de Interior. Se estropeó hace unas semanas, pero como la patronal de Emerbask no trabaja en agosto, ha sido imposible solicitar otra”.
“Si nos pasa algo, debemos apañárnoslas como podamos. La empresa recalca que sólo estamos para casos importantes y se lava las manos. Sin embargo, la carga de trabajo es mucho mayor de lo que dice la patronal, porque muchas veces nos mandan a salidas no urgentes“, señala Udaeta.
La UTE Emerbask controla gran parte del transporte sanitario urgente en Álava, aunque también opera en Bizkaia en menor medida. Cubre toda la provincia alavesa desde enero de 2014 con doce ambulancias, sin contar las de reserva, de las quince que ofrecen este servicio en el territorio. Tiene unos 110 trabajadores a su cargo. Alrededor de 30 son subrogados y, por ello, gozan de unas condiciones laborales más satisfactorias que las de sus compañeros, al mantener los contratos anteriores a su entrada en Emerbask.
El grueso de la plantilla, en cambio, se queja de su precaria situación. 51 empleados indefinidos y unos 30 jóvenes que “van entrando y saliendo” afrontan duros turnos de 12 horas con ambulancias deficientes que, de ser ese su estado, ponen en duda la seriedad de esta subcontrata de Osakidetza.
- Estado de las bases
Las bases de Emerbask en Álava se localizan en Murguia, Legutiano, Amurrio, Agurain, Campezo, Zambrana, Espejo, Laguardia y, durante el verano, también en Labastida. Hay una ambulancia titular en cada una de ellas. Mientras que el municipio de Vitoria cuenta con dos vehículos de soporte vital básico en la base de Mendoza y otro en Gamarra “que pertenece a soporte vital avanzado porque lleva enfermería”. La capital alavesa tiene, además, otros dos vehículos asistenciales que no pertenecen a Emerbask.
Udaeta denuncia que ciertas bases de Emerbask no reúnen las condiciones exigidas para una salida rápida, “como estar a pie de calle y tener vado. Tampoco acogen vestuarios masculinos y femeninos y dos baños, como decreta el Gobierno vasco. Y no todos los edificios cuentan con agua caliente. En algunos, nos cambiamos en la sala de estar”. Nada que ver con las UCEIS (parques de bomberos) de Álava, que sí cumplen la normativa. “Existe un acuerdo entre Osakidetza y el Gobierno vasco para que ambulancias y personal de Emerbask compartan esas instalaciones que son propiedad de la Diputación de Álava”.
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