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martes, 1 de abril de 2025

¿DEBE ACELERAR LA CE SU PROGRAMA DE REARME?

 

Julio César González Padrón

Europa se encuentra actualmente en medio en una encrucijada histórica.

La creciente manifiesta agresividad del ruso rubio Vladimir Putin, con sus ambiciones y sueños imperialistas de devolver a Rusia, la gloria de la extinta URSS, sumados y su constante recordatorio de poseer un arsenal nuclear capaz de alcanzar nuestras ciudades europeas en cuestión de minutos, ha puesto en jaque la estabilidad del continente.

A esto se suma la incertidumbre generada por un actual presidente de Estados Unidos como Donal Trump, titubeante y al que yo llamo: “pistolero rubio malo, de aldea de aldea del salvaje oeste americano”, cuya postura respecto a la permanencia en la OTAN parece cada vez más ambigua.

En este contexto, surge una pregunta inevitable: ¿Deberían los países de la Comunidad Europea acelerar su programa de rearme? La respuesta no es sencilla, pero los hechos actuales obligan a reflexionar sobre la capacidad de Europa para garantizar su propia seguridad, porque si estamos que el “pistolero rubio”, en esta ocasión acuda a ayudarnos, lo tenemos claro.

El rearme no solo implica una inversión económica significativa, sino también un cambio estratégico en la política exterior y de defensa.

Europa debe considerar si está preparada para asumir un papel más independiente en el escenario global, dejando de depender exclusivamente de aliados tradicionales y tan inestables como Estados Unidos actuales.

Esto podría incluir el fortalecimiento de sus fuerzas armadas, el desarrollo de tecnologías avanzadas y la creación de alianzas más sólidas dentro del continente.

Sin embargo, acelerar el rearme también conlleva riesgos pues podría intensificar las tensiones con Rusia y animarlo a “golpear

primero” y otros actores internacionales; además de generar divisiones internas entre los países europeos que tienen diferentes prioridades y capacidades económicas.

En última instancia, la decisión de acelerar el programa de rearme debe basarse en un análisis profundo de las amenazas actuales y futuras, así como en un compromiso colectivo para proteger los valores y la estabilidad de Europa.

La historia nos ha enseñado que “la unidad y la preparación” son esenciales en tiempos de incertidumbre.

El famoso 2% del PIB en gasto militar, promovido por la OTAN como referencia para sus miembros, es un punto de partida, pero no necesariamente suficiente para responder a los desafíos actuales.

La cantidad adecuada dependerá no solo del porcentaje del PIB, sino también de cómo se inviertan esos recursos; por ejemplo, modernizar equipamiento, mejorar capacidades tecnológicas, reforzar fuerzas cibernéticas y financiar proyectos de defensa conjunta dentro de la Unión Europea podrían requerir más de ese 2% en ciertos casos.

En cuanto a plantearnos el desarrollo de armas nucleares, es un tema complejo y controvertido. Optar por un programa nuclear propio implicaría enormes costos económicos, técnicos y diplomáticos. También plantearía preocupaciones éticas y estratégicas, ya que podría violar tratados internacionales como el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), del cual muchos países europeos son signatarios y que tanto Rusia como USA se lo han pasado por el forro de los c…. Además, en lugar de reforzar la seguridad, podría intensificar las tensiones y desencadenar una carrera armamentística en la región.

Una alternativa sería fortalecer alianzas y cooperar más estrechamente con las actuales potencias nucleares que forman parte de la OTAN, como Francia y el Reino Unido, para asegurarse de que Europa cuente con un paraguas nuclear creíble

sin la necesidad de que más países desarrollen sus propias armas nucleares.

Una buena idea, era crear ya, pues la tecnología la tenemos, una cúpula de hierro, que con excelentes resultados que ya posee Israel, para instalarlas en cada uno de los países que conforman CE, y de esta manera protegernos, en los que cabe, de un posible ataque con misiles atómicos, por parte del descerebrado del Vladimir Putin y ante la pasividad del rubio pistolero americano Donal Trump.

En última instancia, la decisión requiere un debate profundo y una visión estratégica que equilibre la seguridad con los principios y recursos disponibles.

Si nos comparamos con otros países del planeta veremos que el gasto militar de Europa, aunque significativo, se encuentra por debajo de otras regiones como América del Norte y Asia en términos absolutos.

Por ejemplo, Estados Unidos lidera el gasto global con más de 700 mil millones de dólares anuales, mientras que China en Asia, invierte alrededor de 230 mil millones. En comparación, el gasto militar total de los países europeos ronda los 320 mil millones de euros, lo que representa aproximadamente el 1,9% del PIB comunitario.

Sin embargo, hay disparidades dentro de Europa. Países como Polonia y los Estados Bálticos están aumentando significativamente su inversión en defensa, destinando hasta un 4-5% de su PIB, mientras que otros, como España o Italia, mantienen niveles más bajos. Esto refleja las diferentes prioridades y capacidades económicas dentro del continente.

En términos de estrategia, Europa está enfocándose en modernizar sus capacidades y fortalecer la cooperación entre países, pero aún depende en gran medida para atender su seguridad del aliado poco fiable, como la actual USA, al menos mientras esté el “rubio pistolero” de presidente, y un partido gobernante, como el republicano, lleno de miembros millonarios sí, pero

históricamente acomplejados ante los europeos por su clase e historia que ellos no poseen.

Lo malo es que encima son muy cortitos de memoria y ya han olvidado que si en 1776, el otro día como quien dice, se pudieron independizar como colonia que eran de Inglaterra, fue gracias al apoyo desinteresado recibido desde y por el imperio Español y Frances, porque si no, aún hoy estarían conviviendo con las tribus indias; que por otra parte, son los genuinos y auténticos americanos, a los que se dedicaron a perseguir, matar y dejar , casi hasta su extinción como pueblo, muy al contrario de lo que hicieron los españoles en América Latina, que se mezclaron entre ellos y sin necesidad de practicar el clásico por sistemático, exterminio del pueblo aborigen , crearon grandes naciones que también alcanzaron su independencia, y que hoy con mucho orgullo, siguen refiriéndose a España y sintiéndola como “la Madre Patria” ; cosa que jamás he escuchado a un “yanque rubio” al referirse a Inglaterra.

Así que, volviendo a mi costumbre de terminar los artículos, mencionando alguna exclamación propia de nuestro rico léxico canario, le digo, Ronal Trump…. “Manténgaseme a raya y no se me mee fuera de la bacinilla ¿Me escuchó cristiano?... Y recuerde que, no hay muladar sin pulgas, ni linaje sin putas”

(Si quieren conocer el significado del vocablo canario “bacinilla”, o “muladar”, consulta en mi libro: “Léxico Canario Expresiones y Nombres Aborígenes”)

¡Qué cosas!

Fdo. Julio César González Padrón

Marino Mercante y escritor


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