La imagen de las bolsas de basura en las aceras parece que forman parte de las calles como
si fueran un adorno más.
Es triste a la vez que vergonzoso pasar por los contenedores de basura y ver que estos
están parcialmente vacíos mientras que la acera aparece totalmente llena de bolsas, trastos
y todo aquello que molesta en la casa.
Lo peor es cuando alguna persona sin ningún miramiento, deposita su basura justo encima
del pedal, lo que impide que podamos abrir el contenedor, no sé si los malos pensamientos
abundan en mí, pero he llegado a considerar que está hecho a drede.
No sería tan extraño ver este espectáculo a las nueve o diez de la noche, pero resulta
bochornoso e indignante que esto ocurra a las nueve de la mañana, cuando el camión ha
pasado a las cuatro dejando totalmente vacíos los contenedores.
En la zona de la que hablo existen barias cafeterías que, por cercanía, usan estos depósitos
para dejar en ellos la basura de todo el día, lógicamente a la hora que cierran ya no cabe ni
un alfiler y no les queda otro remedio que dejar todo por la acera.
Hablando de suciedad y personas incivicas, puedo añadir a aquellos dueños o dueñas de
perros que los sacan a pasear muy temprano o a altas horas de la noche.
Para estas “personas” por llamarlas de algún modo, deja de existir la norma de que hay que
recoger los excrementos del perro, y es en la mañana cuando al abrir la puerta me
encuentro con el regalo de perro y la poca vergüenza de quien no lo recogió.
Claro que es más fácil culpar a los ayuntamientos diciendo que no mandan a limpiar y, es
como dice el refrán, ven la paja en ojo ajeno y no ven el ladrillo en el propio.
Mary Almenara.
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