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lunes, 18 de diciembre de 2017

El atentado al minuto





El atentado al minuto

El 11 de diciembre de 1987 la banda terrorista ETA cometió el atentado más sangriento de cuantos ha llevado a cabo en Aragón, asesinando en la casa cuartel de Zaragoza a 11 personas, entre quienes se encontraban cinco niñas y un joven de 17 años. Los ejecutores fueron los miembros del ‘comando Argala’ que estaba compuesto por Henri Parot, Jean Parot, Jacques Esnal y Frederic Haramboure. El primero de ellos cumple condena en España y los otros tres fueron sentenciados en Francia a cadena perpetua, pena que cumplen en prisión.

Actuaron bajo las órdenes directas de Francisco Múgica Garmendia, alias Pakito, José María Arregui Erostarbe, alias Fiti o Fitipaldi, y José Antonio Urruticoechea, más conocido como Josu Ternera. Los dos primeros están en prisión por haber dado la orden de atentar. Ternera, a quien sus compañeros señalan como ideólogo, está pendiente de ser juzgado ya que salió de España tras ser citado por el Tribunal Supremo y permanece huido de la Justicia desde 2003.
6.09 – La llegada del R-18 asesino
Se estaba produciendo el relevo de las guardias. El cabo Pascual Grasa ve cómo un R-18 ranchera gira por la calle Marqués de la Cadena hacia Villa de Ruesta, un callejón estrecho. El R-18, con un hombre a bordo, se detiene. Apaga el contacto, se abre la puerta y el ocupante se baja para emprender una veloz carrera. Grasa les alerta: “¡Eh, oiga, que no se puede aparcar aquí!”. Sus voces se pierden en la oscuridad.
6.10 – “¡Cuidado, es una bomba!”
Apenas unos segundos después el guardia de la garita y otros que están de servicio acuden a su llamada y ven cómo los dos hombres suben a un coche más pequeño aparcado en Marqués de la Cadena. Nadie entiende lo que pasa. “¡Cuidado, es una bomba!”, se escucha. Instantes después, el fragor y las llamas lo llenan todo.
6.11 – Como el fin del mundo
Los terroristas han huido y, quizá dentro del coche, han hecho estallar el R-18. El cabo Grasa, atrapado bajo los cascotes, llama a sus hombres inútilmente. Sus piernas están atrapadas. La onda expansiva golpea arriba y abajo el barrio de La Jota. Saltan los cristales. Un coche de la policía municipal, de patrulla, ve un Peugeot 205 a la carrera y se tropieza con la terrible explosión. El jefe de la dotación decide poner rumbo a la casa cuartel. “Hay que ayudar a esa gente”.
6.20 – Luces, oxígeno y escombros
Un humo denso sale de entre los escombros. El lateral de la casa cuartel ha cedido. De entre las ruinas salen algunos de los supervivientes. Llegan las primeras ayudas. Se instalan focos y se hace acopio de botellas de oxígeno.
6.30 – Un mecanismo automático
Coches policiales y de la Guardia Civil acuden a cerrar las entradas y salidas de la ciudad. Cosme Martínez, comisario en jefe de la Brigada de Información de la Policía, analiza la situación con realismo: “Los controles no van a servir de gran cosa. Los terroristas han podido salir de la ciudad en cinco minutos”. Son muchos los que no se explican cómo la acción terrorista ha sido tan fácil, precisamente en un día señalado en algunas instancias policiales como de máxima alerta.
8.00 – Esa niña rubia muerta
Rescatan el cadáver de una niña rubia, de siete u ocho años, destrozado y cubierto de polvo. Se hace un espeso silencio. El desescombro avanza más rápidamente, gracias a una máquina más poderosa, una ‘Komatsu’ cuya pala recoge dos toneladas y media de residuos en cada movimiento. Otra excavadora menos potente, una ‘Massey Fergusson’, apoya la tarea. Pero hay que actuar con cuidado. Puede haber más gente debajo de los cascotes.
11.15 – Arriba, en la cúpula
El director de la Guardia Civil llega a Zaragoza. Tras visitar a los heridos en la Mutua de Accidentes se desplaza a la avenida de Cataluña, donde se queda sobrecogido. Toda Zaragoza sigue a través de la radio los acontecimientos. Son muchos los que atienden a los llamamientos pidiendo sangre para los centros sanitarios. Un microbús militar que traslada a soldados al Hospital Miguel Servet para donar sangre no logra detenerse en un semáforo y colisiona con el ciclomotor de Tomás Lafontana Giménez, que se convierte en la duodécima víctima indirecta del atentado.
11.20 – Los teléfonos suenan
El Rey llama al presidente aragonés, Hipólito Gómez de las Roces, y anuncia su intención de viajar a Zaragoza. “Voy a volar hasta ahí. Quiero dar testimonio personal de mi pesar, aunque sea por unos momentos”. Desde todos los lugares se sigue el lento pero inexorable aumento del número de víctimas mortales.

12.20 – Nervios entre las ambulancias
Envuelto en mantas emerge entre los cascotes el cuerpo de la pequeña Miriam Barrera. Los nervios empiezan a jugar malas pasadas y surge la confusión de las ambulancias. Las que transportan heridos van a la Mutua de Accidentes. Las de las víctimas mortales se dirigen al Hospital Militar. Para la pequeña Miriam habían solicitado la de la MAZ, pero pronto surge la evidencia de que la pequeña, igual que su hermana gemela, ha fallecido.
13.00 horas – La información, a pesar de todo
Llegan periodistas de toda España. Aunque la situación experimenta cambios constantes, se confirma que el coche bomba era un R-18. También hay imprecisiones sobre la cifra de desaparecidos.
13.10 – Las inútiles condenas
El Ayuntamiento celebra un Pleno extraordinario y fija tres días de luto. Las Cortes expresan su pesar, igual que los partidos, los sindicatos y todo tipo de organizaciones. La ciudad sigue su actividad normal, aunque en todas partes se comenta lo sucedido. Expresan la impotencia de un pueblo que no entiende las razones de esa ciega violencia. El repartidor de donuts de la avenida de Cataluña relata, entre lágrimas, que ha salvado su vida por parar a tomar un café antes de llevar el encargo a la casa cuartel atacada.
15.20 Unidos en la muerte
Aparecen los cadáveres del sargento José Pino y su mujer María del Carmen Fernández. Su hija Silvia también ha fallecido. No cabe mayor desesperación. Cuando sus cadáveres son conducidos a las ambulancias hay lágrimas en muchos ojos.
17.00 – El último cadáver
Miles de personas han pasado por el lugar. Algunos recuerdan que allí, en el patio reducido a escombros, se celebraban en el Pilar verbenas a las que invitaban a los zaragozanos. Emerge el último cadáver. Es el de Ángel Alcaraz, cuñado del guardia civil José Barrena y tío de las preciosas gemelas que también han fallecido. Era estudiante de FP y vivía con su parientes.
17.15 – El trago amargo
Los ministros Serra y Barrionuevo llegan a la avenida de Cataluña y visitan después a los heridos. Cuando horas más tarde van a acceder al Gobierno Civil se encuentran con un grupo de ultras que les gritan a la cara: “Asesinos”.
19.00 – Un detenido en Huesca
Un soldado identificado como Óscar Luis B.O. es detenido en Ayerbe. Se le ocupan un cebo activador de explosivos, cartuchos y propaganda de ETA. Poco más tarde, Luis Roldán desmentirá cualquier relación entre la detención y el atentado.
20.00 horas – También los artistas
La inauguración de la exposición que conmemora el veinticinco aniversario de la sala de exposiciones ‘Luzán’ de la CAI ha reunido a la flor y nata de los artistas plásticos españoles, y todos se sienten consternados. Entre ellos, el lanzaroteño César Manrique, que recalca: “En momentos así, me avergüenzo de pertenecer al género humano”.

fuente:   https://www.aprogc.es/la_guardia_civil/detalle/El_atentado_al_minuto

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