Maria Almenara.
Para un determinado número de
personas la Navidad es motivo de tristeza porque les trae recuerdos de aquellos
seres queridos que ya partieron hacia otra dimensión. Para otras estas fechas
son de alegría, compras, comidas y reuniones familiares.
Hay otro grupo que desearía que
estas fiestas no exisitieran, que pasaran lo antes posible ya que para ellos no
hay motivos para reír, cantar y mucho menos comprar. Ellos pasan la Navidad con
lágrimas en los ojos y dolor en sus corazones.
Pero, por suerte, existe otro grupo
de personas que sí piensan en los más desfavorecidos, personas a las que no les
importa dejar el calor de la casa para echarse a la calle e ir de puerta en
puerta buscando algo de comida para los que no tienen nada.
Esta muestra de generosidad la
dieron ayer las mujeres y hombres voluntarios de caritas en el barrio de San
José de Las Longueras tal y como hacen cada año.
Según palabras de una de estas
voluntarias ayer recibieron más muestras de solidaridad que articulos de comida.
Llegaron a emocionarse ante testimonios como estos.
Un vecino les dijo “sólo tengo dos
cajas de leche pero con una me remedio” o las palabras de una señora cuando confensó
que en su casa no entraba dinero pues todos estaban en el paro; aún así les dio
un paquete de arroz ya que ella con uno salia adelante. O la de la vecina que
la suerte le sonrio con la cesta de un sorteo y sin pensarselo donó todo para aquellos
que no tienen nada.
Ante esto, solo puedo decir que Dios
bendiga a estas personas y les de mucha
salud para continuar con esta labor que nos deja bien a las claras que la Navidad
tiene otra cara que pocos conocemos.
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