Autora María Sanchez
Poco a poco entreabre
los ojos, la luz del nuevo día avanza lentamente por la entreabierta ventana
del dormitorio.
Pasea sus ojos, medio
cerrados a causa del sueño, por la estancia casi en penumbras recordando con
tristeza que mañana es Navidad.
Cubre su cuerpo con
una cálida bata que la aísla del frío invernal y se calza unas cómodas
zapatillas para llegar hasta la cocina donde prepara una humeante y deliciosa
taza de café.
Camina despacio por
la espaciosa casa, antaño llena de voces y rizas y hoy en envuelta en un
silencio casi sepulcral. Sus ojos recorren el pasillo donde, alineadas, se
observan las vacías estancias que un día fueron los dormitorios de los hijos
mientras dos lágrimas caminan silenciosas por su aún terso rosto
Continúa su paseo
hasta llegar al comedor donde las brillantes luces del árbol la saludan
alegremente y una triste sonrisa se dibuja en sus labios al recordar las noches
de Reyes que se vivió en su casa. La algarabía de los niños, el sonido de los
papeles de alegres colores cuando sus hijos, temblando por la emoción, abrían
los regalos.
Tan ensimismada se
encuentra en sus recuerdos que no escucha el ruido de un coche que se acerca
por el jardín. Al encaminarse de nuevo a la cocina cree vislumbrar unas sombras
entre los setos que la hacen sentir desasosiego.
¿Habrá entrado
alguien sin que ella lo viera?
Observa de nuevo
atentamente y su corazón da un vuelco cuando escucha voces y risas de niños que
corren hacia la casa. No sabe si reír o llorar al pensar que no pasará sola
esta Navidad.
Feliz Navidad a todos los lectores de esta página.
No hay comentarios:
Publicar un comentario