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Hace muchos años que paso esta historia, y me apetecía contarla, quizás no tiene nada que ver con la hostelería, con los camareros, pero voy a contarla, una historia personal que queremos compartir con ustedes.
Llego el tiempo donde teníamos que pedir un pescado con seriedad, nos apuntamos a un pescado que se llama boca negra, y era súper grande, lo pedimos troceado frito con papas fritas, como tenía que ser, repetimos vinos, blanco seco y semi dulce, con esto ya llevábamos cuatro botellas entre los dos, hacía tiempo que no disfrutábamos de un buen pescado frito en su punto, con su punto de sal, y como buen Canario no lo comimos con las manos, los cubiertos quedaron de adornos, una vez terminada la jornada de comida, nos pasamos a un postre donde evidentemente a todo esto pasaba el tiempo, por lo que recuerdo era las cinco de la tarde, observamos como el restaurante se llenaba y se vaciaba de clientes y nosotros allí, después del postre nos tomamos unos gin tonis y unos whiskies, cuando disfrutábamos de estas maravillosas bebidas para hacer la digestión, aparece el dueño del negocio fumando un puro, hablamos con él y nos invitó a una copa, empezamos hablar de puros y terminamos fumando puros de los especiales que el tenia para sus mejores clientes, cuando terminamos ya era entrada la noche, nos fuimos a pasear por la avenida de las canteras hasta que llegamos a la heladería donde se vende los helados individuales tipo polvorón, una heladería muy conocida, ya estábamos a todo reventar, pues cumplimos lo que veníamos diciendo desde hacía mucho tiempo, echarnos la camisa por fuera.
CUALQUIER MOMENTO ES BUENO PARA ECHARSE LA CAMISA POR FUERA,
NO LO DEJES PARA MAÑANA.

En verdad eso es echarse la camisa por fuera con todas las palabras.
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