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viernes, 5 de abril de 2024

OÍDOS SORDOS AL RACISMO EN EL FUTBOL.

 


Yo, que no soy muy guapo y tirando de gordo a muy gordo, dependiendo de las fechas,

tuve que aprender a que los chicos no se rieran de mí. Es más, todavía a estas edades hay

quien, para sentir su ego crecido, tiene que intentar ridiculizarme por mi aspecto. Ahí pincha

en hueso. ¿Por qué? Pues porque yo soy el primero que me uno a reírme de mis defectos. Eso

es mano de santo. Cuando ven que no pueden hacerte sentir mal, la siguiente vez, ni lo

intentan. Y, si encima eres de ingenio rápido y logras darle la vuelta; el ridiculizador puede

acabar ridiculizado. Me encanta jugar a eso.

En el fútbol, todos tenemos claro que hay racismo. Se le llama “mono” a los jugadores

negros, se les tiran plátanos, etc. Pero también hay homofobia. ¿Cuántos espectadores, a lo

largo de un partido, gritan a alguien “mar***n*? Pues la mitad a jugadores del equipo

contrario y la otra mitad al árbitro. ¿Y machismo? ¿Qué me dicen del machismo? Hemos oído

frases a las féminas, del tipo “mejor y estuvieras fregando los platos”, por poner una que no

hiera sensibilidades.

En el fútbol, con el jugador madridista Vinicius Jr., se está produciendo una paradoja

digna de estudio. Cuantas más denuncias de racismo se hacen, más racismo le demuestran. Y

eso me da que pensar que quizás, los insultos que le infieren en casi todos los campos donde

juega, no tiene un motivo tan discriminatorio por su color de piel y va más encaminado a la

genealogía del futbol de toda la vida. Mucha gente, en la época en la que fui futbolista, iba a

los estadios a descargar. Padres de familia modélicos, en el estadio se volvían unos

energúmenos. Y eso, mal que nos pese, no ha cambiado nada. A “Vini” le insultan porque es

divertido verlo cogerse el rebote del siglo. Es un espectáculo verlo y un obrero de la

construcción, que nunca saldrá en las revistas, se siente con el poder suficiente como para

amargarle la tarde a uno de los mejores jugadores del mundo del balompié actual. ¿Y por qué

lo hace? Pues porque los teatros que monta el jugador le hacen sentir, al anónimo espectador,

que tiene ese poder. Y como lo tiene, lo ejerce.

El día que nadie haga caso a lo que diga la grada, se acabarán los mensajes

personalizados a jugadores. Eso sí, se seguirán profiriendo consignas machistas, racistas,

homófobas. Eso no ha cambiado en 100 años y no lo va a hacer por ahora.


Más noticias en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/finde-nius-3

Escúchalo en el podcast: https://open.spotify.com/episode/2TrP5mvrN80OeMK3l9GEWr

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