Nino Bravo nos dejaba el 16 de abril de 1973. Murió a los 28 años, conduciendo su
BMW 2800 blanco de segunda mano, matrícula de Gran Canaria. Su obstinación de vivir en
Valencia y no trasladarse a Madrid lo tenía siempre en la carretera. Pero, a las 10 de la
mañana, el kilómetro 95 de la Nacional III dirección de Valencia a Madrid nos lo arrancó
trágicamente.
El accidente sería cerca del municipio conquense de Villarrubio. Un volantazohizo volcar el coche y la voz se apagó ante una España que lloró su pérdida, como pocas veces
hemos visto. Yo no lo recuerdo mucho, era un niño, pero su legado, cincuenta años después;
todavía sigue siendo patrimonio de todos los españoles. Hasta yo, me he atrevido a cantar
alguna de sus canciones en el karaoke (y con resultado digno, que todo hay que decirlo).
Llevado a la Ciudad Sanitaria Francisco Franco (hoy, Hospital Gregorio Marañón) poco se pudo
hacer por salvarle la vida
Quiero, desde este humilde blog, dejar encendida la llama de su figura, de sus
canciones, de su talento y de todo lo que ha significado para esa generación que nos criamos
con sus canciones. Su legado son cinco discos. El último “… Y volumen 5” fue póstumo y en él
se recogía su éxito “América, América” y la única canción que escribió el mismo, titulada
“Vivir” dedicado a su esposa Maria Amparo con la que tuvo dos hijas: Amparo y Eva. Un
abrazo, donde esté, a Luis Manuel Ferri Llopis, porque se llamaba así. Ah, ¿Qué no lo sabían?
Pues ya lo saben. DEP.
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