No hay forma de derribarlo. Hacía muchos años que no sufría tanto en un partido de
fútbol, como el otro día con el Manchester City en Old Trafford. Sentí a mi Real Madrid
aguantar más puñetazos que Rocky y en las cuatro primeras películas de la saga, todas juntas.
Pero los encajó todos. Y, como en los guiones de las películas, empezaba fuerte y golpeando
primero para luego verse contra la lona recibiendo más leña que la que hay en la chimenea del
infierno.
Los penaltis del final fueron como en las películas también. Cuando ya parecía que
Rocky acabaría en el hospital, se levantaba y a golpe de coraje y, de esta manera, acabó con las
carreras de Apollo Creed, Mr. T o el ruso Iván Drago; como el miércoles acabó con la de
Haaland, que no vio balón en la eliminatoria gracias a los marcajes de Rüdiger y Nacho.
Y, hoy, ha sentenciado La Liga frente al eterno rival, el Fútbol Club Barcelona, en el
Bernabéu. Que también golpeó duro en la cara de los madridistas, pero que acabaron besando
la lona en la secuencia final. El Madrid, como Rocky, tira de casta, de creer en la victoria, de no
dar nada por perdido y de reponerse; al final, para acabar victorioso. Soy consciente de que no
mereció la victoria en ninguno de los dos partidos que he mencionado, pero sí de que para
ganarle al Madrid hay que tener algo que no puede comprar el desmedido dinero árabe ni las
palancas: la fe en la victoria. Vaya, como Rocky.
Más noticias en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/finde-nius-3
Escúchalo en el podcast: https://open.spotify.com/episode/3B0tNLm2qARHY1dAjk03zZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario