No apreciamos lo que tenemos. Olvidamos nuestro destino, destrozando nuestro entorno, de este mundo en el que vivimos.
No apreciamos lo que tenemos.
Echamos todo al olvido, destrozando caminos y barrancos, con desprecio a nuestro futuro. Nos creemos superiores, solo por tener raciocinio, el cual de nada nos vale si vejamos la tierra donde vivimos.
Nuestra tierra ya colapsa. Con todos tus desperdicios, ¿qué legado les dejaremos a nuestros nietos e hijos? Ten vergüenza y vete a un punto limpio. Sé un ciudadano modelo por el bien de todos. Piensa fríamente en qué situación estamos dejando nuestro entorno. La empatía con los demás y el entorno es la clave.
¡PIÉNSALO! Y recuerda: y pregúntate
¿Por qué no es más limpio el que limpia, sino el que procura no ensuciar?
JOAQUÍN SANTANA, REDACTOR TH
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