Esta frase se está escuchando últimamente más de lo deseado. Se oye decir a los
empresarios que la gente no quiere trabajar, una expresión bastante errónea en más de una
ocasión sobre todo cuando quien habla es el propietario del establecimiento.
El campo donde más se abusa del trabajador es en la hostelería donde se exige una hora de
entrada pero no se sabe la de salida.
Y, esto se nota en cuanto ponemos un pie en unrestaurante o cafetería, ahí se puede ver a través de la expresión del camarero cuando está a
gusto y cuando trabaja por una necesidad.
Con más frecuencia que la deseada, leemos las respuestas de algún jefe bastante molesto
cuando un presunto camarero pregunta su horario de trabajo y el sueldo a recibir, sin
quedarse blanco ni colorado, contesta que él es el dueño y paga lo que quiere y que el
horario por supuesto, lo estipula también él.
Cuando estas clausulas no son aceptadas se le clasifica como una persona gandula. Todos
conocemos a alguna persona que, por necesidad, han tenido que trabajar aceptando las
usuras de un empleador sin conciencia ni decencia humana.
En estos últimos días visité un restaurante donde, desde lejos, se notaba el malestar de los
camareros en el momento de atender las mesas.
En sus caras se notaba el cansancio de las horas trabajadas y, presuntamente, mal pagadas.
Con toda buena voluntad trataban de esbozar una sonrisa que no podía disimular lo que se
escondía detrás. Otra de las cosas que, como ser humano no puedo soportar, es el interés
del dueño al pretender apoderarse de las propinas de los camareros. Han sido muchas las
veces que en voz baja piden que no deje nada ya que el propietario se las queda.
En mi opinión esta es la razón por la que escasean los camareros y sobran los usureros.
María Sánchez.
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