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martes, 13 de octubre de 2020

El Cabildo interpone 20 denuncias por quemas y el uso indebido de fuego, muestra de que la imprudencia es la base del riesgo de incendios

                      

Las quemas agrícolas irregulares acaparan los expedientes.

• Un total de 17 infracciones tuvieron lugar en zonas de alto riesgo de incendios o en espacios naturales protegidos.

• Las infracciones propuestas son de hasta 3.000 euros.

El Cabildo de Gran Canaria ha interpuesto 20 denuncias por incumplimientos de las medidas de prevención de incendios forestales en lo que va de año, la mitad durante el verano, la temporada de mayor riesgo de fuego, lo que corrobora que las imprudencias y el uso del fuego al margen de la normativa se mantienen como el mayor peligro de ignición indebida y, por tanto, de incendio forestal.

Así, del 1 de julio al 30 de septiembre, fechas que marcan la época de mayor peligro, los agentes de Medio Ambiente interpusieron 8 denuncias por quemas agrícolas, totalmente prohibidas entre esas fechas, además de 1 por hacer fogatas durante una acampada y otra más por practicar una hoya carbonera sin autorización.

De la decena de denuncias restantes practicadas de enero a junio, un total de 7 se debieron a quemas no autorizadas o que incumplían los requisitos para su realización y otras 3 a la realización de acampadas con fuego, ello a pesar del confinamiento, en el que no hubo actividad al aire libre, por lo que cabe presuponer que sin el encierro estos datos habrían sido aún mayores.

Otro dato significativo indica que 17 de las 20 infracciones detectadas este año  tuvieron lugar en áreas ZARI (Zona de Alto Riesgo de Incendio Forestal) o en un espacio natural protegido. Igualmente, en 9 de ellas coincidía la doble circunstancia de su realización en puntos dentro de un ZARI que eran a su vez parajes protegidos.  

Las quemas agrícolas irregulares han dado lugar a la apertura de 15 expedientes sancionadores y a que 4 infractores ya hayan abonado las cantidades demandadas. Las cuantías propuestas oscilan entre los 300 y los 3.000 euros en el caso de espacios no protegidos y entre los 150 y los 600 en los parajes naturales protegidos, aunque en su caso el abanico se puede abrir de los 6.000 a los 600.000 euros en infracciones muy graves que se tramitan por la vía penal.

Quemas, solo con autorización y medidas adecuadas

Las quemas agrícolas y forestales están totalmente prohibidas en verano, del resto están sujetas a la concesión de permisos y no podrán llevarse a cabo, en ningún caso, si la temperatura se eleva por encima de los 27 grados, el día es extremadamente seco o si la velocidad del viento supera los 25 kilómetros por hora.

Asimismo, los permisos de quema obligan a establecer cortafuegos de al menos 2 metros de ancho y a contar con agua y presión suficiente cerca de los puntos de quema, faena que no deberá acometerse en ningún caso antes de la salida del sol y habrá de terminar cuando falten como mínimo dos horas para que anochezca, sin que se pueda abandonar la vigilancia de la zona quemada hasta que el fuego esté completamente extinguido porque la más leve chispa puede ser la primera palabra de un nuevo episodio de grandes incendios en la Isla.

Acaba el verano, pero no hay que bajar la guardia

El Cabildo de Gran Canaria, tras finalizar la temporada de alto riesgo, levantó el 1 de octubre las prohibiciones relativas a las quemas agrícolas y forestales por la época de peligro alto de incendios, medidas que también impedían el uso de barbacoas portátiles, los fuegos artificiales y cualquier artefacto que contenga fuego en zonas de riesgo, aunque mantiene las espadas en alto frente al fuego con el despliegue hasta el día 30 de este mes de su dispositivo de 240 personas, vehículos y los dos helicópteros.

La Institución insular señala, no obstante, que las restricciones se volverán a establecer en caso de declaración de alerta por riesgo de incendio, lo que no solo activa automáticamente las mismas prohibiciones, sino que se amplían al empleo de radiales, motosierras, equipos de soldadura y desbrozadoras, así como al carboneo y a la utilización de fuego en la apicultura.

El peligro de incendio forestal ha llegado para quedarse y la sociedad debe aprender a convivir con él, tanto las administraciones con sus medidas preventivas invierno y verano, como la población acometiendo su responsabilidad de mantener limpias sus propiedades de maleza y cumplir la normativa antiincendios.

 

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