Con motivo del décimo aniversario de boda de los Príncipes de Asturias la periodista que levantó la liebredel noviazgo de Don Felipe con la entonces presentadora de TVE, Rosa Villacastín, escribe un artículo en El Mundo en el que analiza los "claroscuros" -según su definición- de la que un día será Reina.
Y no se muestra especialmente condescendiente con Doña Letizia, a quien le reprocha que en esta década, en vez de endulzar su carácter, se le haya "radicalizado".
Villacastín se pregunta abiertamente qué puede haber ocurrido para que la Princesa, que según ella en privado es una mujer "cariñosa y afectiva", "se comporte en público con cierto desdén por las normas, incluso en momentos en que sabe que todos los ojos están pendientes de cualquiera de sus gestos, de su sonrisa, que era uno de sus grandes valores y que ahora parece un rictus forzado, debido a tantos retoques como se ha hecho en estos últimos tiempos".
La periodista reconoce que el suicidio de su hermanaErika dejó en ella "un poso de amargura, e incluso de culpabilidad" que le ha reafirmado en "su deseo de separar lo que es vida privada y vida pública".
Villacastín le reprocha que por ser periodista pecara de ingenua y se creyera "a salvo de la crítica, de los rumores, incluso de la animadversión de quienes siguen sin entender cómo el Príncipe se pudo casar con una plebeya en vez de hacerlo con la hija de algún rico poderoso y noble".
Y aunque le reconoce virtudes como su afán por aprender, acaba con otro tirón de orejas: "Debería esforzarse por mostrar su cara más amable cuando comparece en público ya que, a fin de cuentas, eso forma parte de su trabajo como esposa del Príncipe de Asturias".
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