
La situación de las últimas tribus aisladas en la cuenca del Amazonas es extremadamente delicada. La presión de las empresas madereras, o los buscadores de oro, está acelerando el ritmo de desaparición de estas tribus, cuya supervivencia depende de evitar el contacto con la sociedad dominante. Así lo demuestran las experiencias pasadas y el hecho de que hayan desaparecido el 90% de estos grupos humanos desde el primer contacto con los europeos hace 500 años.
Los antropólogos Robert Walker y Marcus Hamilton proponen cambiar esta situación mediante el uso de imágenes por satélite y programas que permitan reconocer las aldeas aisladas y hacer un seguimiento de su población. En un artículo publicado en la revistaAmerican Journal of Human Biology, los científicos explican cómo han conseguido obtener datos demográficos de una de estas tribus a partir de una imagen del satélite obtenida del programa Google Earth en 2006.
La aldea, situada en el estado brasileño de Acre, en Brasil, es visible gracias a que los indígenas realizaron un claro en el bosque para construir sus casas. El área despejada de vegetación ocupa unas 3,8 hectáreas y se aprecia la presencia de cuatro casas alargadas, de unos 112 m2 cada una. Comparando estos datos con los de otras 71 aldeas indígenas visibles desde el satélite y de las que sí hay referencia, los antropólogos estiman que en esta pequeña población en medio de la selva podrían vivir alrededor de 40 individuos, incluyendo a niños y adultos.
En un sobrevuelo de la zona posterior realizado en 2011, explican Walker y Hamilton, se pudo avistar a nueve personas, aunque a finales de ese año llegaron noticias de que la tribu había abandonado la zona. En imágenes más recientes desde el satélite IKONOS y Worldview, ya no hay resto de la aldea en esa área. ¿Dónde han ido estos indígenas? Los científicos creen que han huido a otra zona más profunda del bosque por la presencia de traficantes de drogas en la zona, pero no se sabe a ciencia cierta qué ha pasado con ellos.
Para evitar esta incertidumbre, los autores del estudio proponen la necesidad de desarrollar un programa de vigilancia remota de estas poblaciones para controlar desde el satélite sus movimientos demográficos y aumentar sus posibilidades de supervivencia dotando a los gobiernos información para adoptar decisiones. "Para ayudar a asegurar que las poblaciones actualmente aisladas no caen por debajo del tamaño que las hace viables, es necesario cuantificar su dinámica demográfica", escriben. La primera tarea, insisten, sería "geolocalizar estas aldeas aisladas, utilizando quizásalgoritmos automatizados para detectar signos de actividad humana, y seguir los patrones de migración y uso de la tierra a lo largo del tiempo". En ese sentido, añaden, sería posible determinar fronteras de protección de un tamaño suficiente como para protegerles de las amenazas externas y garantizar su supervivencia.

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