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domingo, 16 de junio de 2013

Decenas de informes advirtieron durante años del horror que estaban viviendo Verónica y sus hermanos sin que nadie lo impidiera










LANZAROTE.

“Es un niño solitario y con semblante triste; nunca se le ha visto reír”. Decenas de frases como ésta, que forma parte de un informe de seguimiento realizado por el colegio en 1998, fueron reflejando durante años el calvario que estaban viviendo Verónica y su hermano José Luis en la casa de Tinajo en la que vivían con su padre y con su madrastra.
Sobre Verónica, un informe de la misma fecha advertía de que sufría “fuertes bloqueos emocionales y tensiones que afectan al desarrollo de su personalidad” y “una actitud reservada y poco comunicativa”, tanto con los profesores como con sus compañeros. “En cuanto a su aspecto físico”, agregaba el informe, “es lo que más preocupa, pues parece presentar índices de desnutrición y ciertas manchas/heridas en partes del cuerpo. Además, suele venir al centro manifestando estados de fatiga y cansancio”.
Quince años después de emitirse ese informe, el pasado mes de febrero, el cadáver de Verónica fue encontrado escondido en un muro de la casa donde convivían su padre y su madrastra, dentro de una bolsa. Ahora, el sumario de la causa judicial abierta, sobre la que ya se ha levantado el secreto, permite reconstruir el horror que vivieron durante años Verónica y su hermano, pero también sus hermanastros, pese a que los Servicios Sociales estaban realizando un seguimiento de ellos desde 1995.

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